En un día normal decimos que no pasa nada. Y así parece el mío. El café matutino, seguido del mañanero, después el de mediodía, el de la tarde y el de la noche.
La siesta muy mía, la comida normal, el paseo normal, el centro comercial normal, Las camisetas de manga larga esperando que refresque este verano infernal por lo de infierno calentito, y los pantalones con el bajo sin coger -que no se me olvide-.
Me siento como la abuela Cebolleta contando historias de antaño, vamos de hace 20 años, sin saber los oyentes que el antiguo tango lo dejó clarito "que veinte años no es nada". Y al final escribiendo en esta hoja para que no se me olvide que hay días normales.
Porque cuando no son así, me echo a temblar. Los dias fantásticos escasean y los negros son tan negros, que me quedo con los normales.
Lo de desear, se queda a un lado, por miedo a que los deseos se cumplan y acabemos rezando lo de virgencita que me quede como estoy.
Pues eso, para un blog normal, un día normal, de una tía normal, con un párker azul normal.
¿o no es tan normal?......
jueves, 10 de septiembre de 2009
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