Os presento al culpable. Sí este boli da nombre al blog. Y como todo tiene su porqué, pues os lo explico.
Hace muchísimos lustros me regalaron uno. Cuando el párker era un lujo que no traían ni los Reyes Magos. Lo guardé como lo que era, una maravilla. Pero no tanto como para uno utilizarlo. Me acompañó en exámenes, en viajes, en ratos de calma. Al final, se vino conmigo en el bolso, y lo llevaba a todas partes.
Como era algo bonito, yo intentaba escribir cosas bonitas, hasta que noté que tenía vida propia. Con el podía escribir cualquier cosa, hasta insultos se permitían con el. Y ya sí que formamos un pack de dos.
Pero como lo de las supersticiones trae muy mala suerte. Decidí que no todo iba a depender de el. Y por eso, con el paso del tiempo, uno se perdía, o lo hacían perderse y yo ni me sofocaba. Simplemente, me compraba otro igual. Este debe ser el tercero o el cuarto. No hay problema, detrás de uno, otro pero siempre iguales.
Ya tengo cada vez más cuidado, porque como un día lo borren del catálogo y tenga que cambiar de modeli, igual tengo que cambiar la forma de escribir, porque estoy segura de que va con el y eso ya sí que me tocaría la moral un poco.
Bueno, que aquí os enseño el principio de inspiración para bien o para mal.
¿Éste es el culpable?, pues oye, que todas las culpas fueran como ésta. Me he leído tus entradas y me han gustado. Enhorabuena!
ResponderEliminarBesos felinos.
Verás; te entiendo perfectamente, porque a mi me pasa igual con otro de otra marca y se lo que es darle vueltas y casi soltarlo sin hacerlo mienmtras se le dan vueltas a las ideas...
ResponderEliminarSaludos