miércoles, 22 de diciembre de 2010

LOTERIA

Bueno, pues ya pasó.
Día 22 de diciembre otra vez. Unos cuantos entusiasmados, sin creer todavía en su suerte, y un montonazo, pensando en lo afortunados que son por tener SALUD.

Y en mi sosería habitual, pues no me encuentro ni entre los unos ni entre los otros.

Juego muy poco. Compro dos décimos para compartir con hermanos, cuñados, amigos. A tres euros como mucho. Al final, a mí no me queda ni un décimo entero.

Eso quiere decir que en el caso de que me hubiera tocado, estaría contentísima, pero no sería multimillonaria, ni millonaria siquiera. Claro que ser millonario en euros es la leche.

Pongo yo poca pasión en esto, debe ser que se me gasta en vivir cada día.

No me entra en la cabeza que después de llevar tantos años trabajando, sin haber juntado un capital, ni medio, ni un cuarto, de repente nadara en la abundancia gracias a dos bolitas de madera, pinchadas en un alambre, dando vueltas en un bombo. Juer, eso sí que sería una faena.

Y cuando veo a los que salen en la tele, brindando con lo que sea, en un vaso de plástico, no me imagino así. Yo que pensaba que lo más terrible de mi boda sería el momentito ese de tener que brindar con cava y cuatrocientas personas más. Hasta el punto de que me lo salté. Voy a brindar ahora en la calle y con un vaso de plástico? Nooooooo. Claro, así pasa, que no me toca.

El año que me quedé sin lotería de la empresa, por despistada, y llegó mi compañera el día antes del sorteo, diciendo que no lo iba a consentir, y me dió (bueno las pagué, que dicen que si no, no toca) 500 pesetas, la pobre se quedó cariacontecida, cuando le dije que acaba de perder la oportunidad de que le tocara. Que jugando yo, no tenía ninguna.

Siempre pienso que a quien le tenga que tocar la lotería, debe levantarse sintiendo algo, como una premonición, y yo esta mañana me he levantado pensando que llovía y que me tenía que poner botas para no mojarme. Vamos que ná.

Cuando me ha llamado mi hermana para decirme que el número de ella lleva las dos cifras finales del gordo, toda contenta, le pregunto que si tengo que seguir trabajando, me dice que cree que sí, así que nada, igual que todos los años.

Y me conformo, claro que sí, a mí me han tocado otras cosas que no tocan a nadie y no me han gustado, así que esta, por si acaso, la perdono. Seguiré invocando a la SALUD, siguiendo la tradición, y poco más.

Además, hay otra cosa, cuando toca la lotería a lo bestia, no se vuelve a ver el pelo a esa gente ¿no será que los matan cuando van a cobrar?, a mí me da yuyu, quita, quita, que al sorteo del Niño yo no me apunto, por si acaso. Que si hay que morir se muere uno, pero leche, que me mate dios que me ha criado, no un pagador de loterías.

2 comentarios:

  1. Aquí todo sigue igual que antes de ayer. No tocó nada, tampoco jugamos mucho. Somos muy sosos y tenemos poca confianza en la suerte. Nos parece que el Sorteo de Navidad es una mentirijilla, jajaja, porque nunca nos ha tocado nada. Solo a gente de alrededor alguna pedrea, devoluciones o cosas así. Pero nada más.
    Habrá que conformarse con la salud porque sin ella los muchos millones que toquen, de poco sirven.
    Esta navidad está siendo rara, poco sentida, poco emocionante, un tanto rara. No sé, yo creo que estoy empezando a entrar en esa etapa en la que el año empieza cuando te levantas de la cama cada día, jeje.
    Besos.

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  2. Pues venga, Jota, con la salud vamos servidos, a ver si luego nos vamos a quejar de otras cosas.
    Un beso

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