martes, 7 de diciembre de 2010

HOY, PELUQUERÍA

Hoy tenía planes, pero como a mí las cuentas me salen rosarios, pues con el aguacero con que amanece el día, cambio total.
Qué se puede hacer en un día así.

Venga a la peluquería y eso que llevo adelantado, porque pensaba ir el viernes próximo.

Ir a la pelu, para mí es ir a ver a unas amigas. Llevo más de veinte años por allí. La dueña es amiga mía. Y las muchachitas que trabajan allí, entre ellas su hija, las conozco desde que eran pequeñajas.

Me encanta el trato. Nada de los remilgos que oigo por ahí, de si te pongo la crema de color, que si el ahuecador, que si yo qué sé, todas esas pócimas mágicas que no sé para qué sirven.

Conmigo es muy fácil, buenos días chicas, qué tal andáis, me hacéis sitio, venga que tengo mala pinta y quiero que me dejéis guapa.

Alguna vez me han preguntado que si a mí me ponen una cosa u otra, y cuando digo que no tengo ni idea, debo parecer tonta. Pero es que de verdad que nunca pregunto. Ellas me arreglan según les parece, y hasta ahora no tengo que decir nada en contra.

Me une a ellas una situación especial. Cuando mi hija tuvo que hacer prácticas, las hizo con ellas, la acogieron con muchísimo cariño, y estuvieron muy pendientes de ella cuando enfermó. Después todo llegó tristemente, y ellas no se despegaron ni un minuto. Eso no era obligatorio, lo hicieron de voluntad. Y después, cuando todo acabó, conmigo tuvieron un tacto exquisito, tratando de no rememorar cosas tristes.

De vez en cuando me la nombran, pero siempre haciendo referencia a algo agradable, alguna cosa dicha, algún hecho concreto, pero siempre con cariño. Y aún así, procuran evitarlo.

La bufanda roja, me enseñó a tejerla una de ellas. Que ya es, oye, pásame a puntas el tinte y de paso díme cómo doy la vuelta aquí. Así pasamos el rato, siempre bueno, porque con esas cosas, se apunta alguna otra señora que quiere aprender, o mirar, o nada, pero que está allí.

A veces compartimos algún dulce, alguna chuchería, y siempre, siempre, es un rato agradable.

Y luego ya, con la dueña, el cachondeíto habitual, cuando me pregunta que si quiero que me corte un poco las puntas, o si me dice que me va a cambiar algo y yo le contesto siempre igual, "ya sabes si me dejas bien, diré que lo has hecho tu, y si me dejas mal, también diré que lo has hecho tu". Así la pobre, se esmera, y me deja bien. Siempre me deja bien.

Para ser un día gris, lluvioso y con tendencia al aburrimiento, ha sido un buen rato. Ellas saben cómo hacerme sentir bien. Aunque creo que es sello de la casa y nos hacen sentir bien a todas.

Adoro a estas muchachas.

8 comentarios:

  1. Hola Parker
    Me encanta ir a la peluquería porque además de ser un sitio que me relaja, cuando salgo me veo monísima...lo malo es después para dormir, jajaj.
    Pues yo hoy ya sabes lo que he hecho, verdad? Trabajar, cabrearme y poco más.

    Venga un beso que estoy polfff

    ResponderEliminar
  2. Bueno Princesa y mientras dura, ¿qué?, pues eso, monísimas.
    Sí es un sitio agradable, mmmmm
    Y no te cabrees, que se llama trabajo, anda.

    Tira el plof, que no te sienta nada bien.

    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Yo le decía a mi abuela y a veces a mi madre que hay mujeres que no necesitan peluquería refiriéndome, claro, a ellas. Mujeres hermosas, que desprenden un algo a su alrededor, que lo llenan todo aunque lleven los pelos de punta. Por eso yo siempre les decía o digo que no hace fañta tanta peluquería, que ellas son más que guapas y que no hacen falta ni tintes, ni tijeras, ni nada de eso, jejeje.
    Pero, claro, si van a la peluquería todavía aparentan más hermosa, todavía llenan más todos los rincones por donde transitan. Y eso es que ya no se puede resistir.
    Eso creo que os pasará también a vosotras, mucho me temo, verdad??
    Muchos besos!!!

    ResponderEliminar
  4. Por ahí van los tiros Jota. Nos sentimos bien en el sitio y con la gente, y salimos niquelás.
    Pero vamos que lo principal es la base, porque después de que ayer gastaron su ciencia y su tiempo conmigo, hoy se me ha ocurrido ir al rastro, ha caido una chupa de agua de estas que están cayendo estos días y he vuelto como un pollito mojado.
    Ducha, secador y a la m. el peinado.
    Hoy vuelvo a ser yo misma, sin artificios.
    Pero qué requetebién me sentí ayer.

    Un beso por hacer caso de estas tonterías.

    ResponderEliminar
  5. Asi que poniendote guapa? y las demás con estos pelos, jaja. A mi tambien me gusta ir a la peluqueria, y tengo muy buena relación con las chicas que la llevan, se rien mucho de las tonterias que les cuento, y a cambio ellas me dicen siempre lo joven que parezco, jaja. y yo tan agradecida. un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. A mi me gusta ponerme guapa todas las semanas, porque los años van cayendo encima y si te dejas malo, además me relaja un monton y me pongo al dia de los cotilleos de las revistas-ya que yo no compro ni una-.
    Hoy me ha tocado.

    Besitos guapa.

    ResponderEliminar
  7. Sí Bichito, ya ni siquiera hablo de "arreglarme", más bien voy a ver si tengo arreglo.
    Pero paso un rato bueno, y compartimos tonterías.
    Y claro que sube el ego cuando te dicen que pareces más joven. Aunque a veces yo creo que no rejuvenezco ni cinco minutos, pero mi moral sube un rato largo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Pakiba ¿todas las semanas?, eso sí que es quererse. Uf, yo no llego a tanto, pero mira, que me das ideas, me gusta eso, me lo pensaré.
    Y las revistas, jajaja, yo tampoco compro, y allí no las leo, se las van pasando y comentan en alto las noticias, según quién sea, miramos los vestidos o los bolsos, pero da igual si van de boda de entierro o de bautizo.
    Y hoy, ya sabes, sal con paraguas, no hagas como yo.

    Besos.

    ResponderEliminar