Estoy constipada otra vez. Pero mucho. De esa manera que te tumba, que cambias los kleenex por el rollo de papel de la cocina que es más grande que el otro. Que lloras, estornudas y toses al mismo tiempo. Que duelen los oídos, la garganta, la cabeza y las costillas del esfuerzo al toser, que no se puede pensar. Que la medicación te deja obtusa, roma y acabas cabeza-corcho total.
Hace mucho frío, sí. Quizá esto tenga algo que ver. Pero me parece que no.
Hace tiempo, cuando oía eso de que bajaban las defensas, yo siempre lo achacaba a alguna deficiencia alimentaria. Pero el tiempo me hace ver otras cosas.
Un disgusto, un susto, una sorpresa desagradable, un revés inesperado, hace que nuestra energía se escape como en un suspiro y entonces todos los hados chungos se ponen de acuerdo para hacernos la puñeta aún más. ¡Cobardes!, esos virus, bacterias, agentes patógenos que pululan por ahí, a cara descubierta son incapaces de hacernos nada. Tienen que pillarnos a traición.
En yoga nos explican eso una y otra vez. Tenemos que intentar mantener nuestro equilibrio. Y dan un poco la pauta a seguir, pero claro, es una pauta, no es una varita mágica. Cada uno pone de su parte lo que puede.
Ayer, por cosas de casa, me pasé la mañana en la sala de espera de las urgencias del hospital. Asustada sí, y mucho. Luego llegó la calma. Pero en ese rato, mi equilibrio se tomó vacaciones, me dejó sola cual desodorante barato, y por la tarde, ya en calma, empezaron a hacer efecto todos esos seres que en condiciones normales, conmigo lo tienen todo perdido, también me dicen que la calefacción de esas salas y la concentración de bichos tienen mucho que ver, pero cuando voy de visita a un hospital, sobre todo si es a ver algún recién nacido, no se me pega nada.Es que no es lo mismo.
No diré que me han ganado, que yo me defiendo bien, pero desde luego qué pelea me traigo. Me dan guerra de verdad.
Otra vez a subir la cuesta, a llegar a la cima, a ponerme bien, lo conseguiré, lo sé, y entonces me encararé con la energía esa que se escapa, dicen que por los chakras, pero yo creo que se escapa por todas partes. Y la regañaré como cuando un niño se suelta de la mano. Que se entere de que la necesito toda, que tiene que estar conmigo, que tengo que tirar de mí y que no me puede hacer esas putadas. Que cuando se va de picos pardos tengo que echar mano del Frenadol, y que no es lo mismo sentirse bien, que dopada, atontoliná y hecha un asquito que es como ando ahora.
Me voy a por alguna infusión que me ayude a respirar, a dormir lo más tranquila posible y a recolocar los chakras, que digo yo que si sale por ahí también puede volver a entrar ¿No?
Hace mucho frío, sí. Quizá esto tenga algo que ver. Pero me parece que no.
Hace tiempo, cuando oía eso de que bajaban las defensas, yo siempre lo achacaba a alguna deficiencia alimentaria. Pero el tiempo me hace ver otras cosas.
Un disgusto, un susto, una sorpresa desagradable, un revés inesperado, hace que nuestra energía se escape como en un suspiro y entonces todos los hados chungos se ponen de acuerdo para hacernos la puñeta aún más. ¡Cobardes!, esos virus, bacterias, agentes patógenos que pululan por ahí, a cara descubierta son incapaces de hacernos nada. Tienen que pillarnos a traición.
En yoga nos explican eso una y otra vez. Tenemos que intentar mantener nuestro equilibrio. Y dan un poco la pauta a seguir, pero claro, es una pauta, no es una varita mágica. Cada uno pone de su parte lo que puede.
Ayer, por cosas de casa, me pasé la mañana en la sala de espera de las urgencias del hospital. Asustada sí, y mucho. Luego llegó la calma. Pero en ese rato, mi equilibrio se tomó vacaciones, me dejó sola cual desodorante barato, y por la tarde, ya en calma, empezaron a hacer efecto todos esos seres que en condiciones normales, conmigo lo tienen todo perdido, también me dicen que la calefacción de esas salas y la concentración de bichos tienen mucho que ver, pero cuando voy de visita a un hospital, sobre todo si es a ver algún recién nacido, no se me pega nada.Es que no es lo mismo.
No diré que me han ganado, que yo me defiendo bien, pero desde luego qué pelea me traigo. Me dan guerra de verdad.
Otra vez a subir la cuesta, a llegar a la cima, a ponerme bien, lo conseguiré, lo sé, y entonces me encararé con la energía esa que se escapa, dicen que por los chakras, pero yo creo que se escapa por todas partes. Y la regañaré como cuando un niño se suelta de la mano. Que se entere de que la necesito toda, que tiene que estar conmigo, que tengo que tirar de mí y que no me puede hacer esas putadas. Que cuando se va de picos pardos tengo que echar mano del Frenadol, y que no es lo mismo sentirse bien, que dopada, atontoliná y hecha un asquito que es como ando ahora.
Me voy a por alguna infusión que me ayude a respirar, a dormir lo más tranquila posible y a recolocar los chakras, que digo yo que si sale por ahí también puede volver a entrar ¿No?
Parker, la mayoria de veces , es más importante la interpretación que hacemos de lo que nos sucede que la gravedad misma de los hechos, tienes que encontrar fuerzas y enfrentarte a los desafios de esos virus que nos entran pero que por el mismo camino se van, aunque mientras no joden un poquito.
ResponderEliminarQue te mejores pronto.
Un gran beso amiga.
Pues, mira, yo estoy igual de resfriado y no sé por qué habrá sido. Me refiero a que yo también estoy totalmente de acuerdo en que estos resfriadillos se pillan más porque te pillan con la pata quebrada que porque te hayan bajado las defensas o te hayas quedado frío una tarde en el banco de la calle.
ResponderEliminarCuando murió mi abuela, pillé tal trancazo que no lo solté en meses. Ahí comprendí que esas situaciones y otras muy diversas te hacen "quebrar la pata", se manifiestan en forma de resfriado y no se van hasta que no mejoras un poquillo.
Espero que lo del hospital no fuese nada, chica, qué susto y que quien sea se haya repuesto o lo esté haciendo tranquilamente en casa y no tenga que ir más a ese sitio tan particular y que tan mal nos lo hace pasar. Besos!
Sí Pakiba, en esas estoy. Tratando de no dar importancia a lo que me incomoda.
ResponderEliminarMe pondré en condiciones enseguida, pero qué mal sienta.
Gracias, guapa.
Un beso.
Jota, lo tengo más que comprobado, los trastornos emocionales nos hacen enfermar. Pero aún sabiéndolo, por más que te prepares, no hay manera.
ResponderEliminarPutos virus, o lo que sea, mira que fastidian, y siempre a traición, esos sí que saben hacer bien su trabajo.
Lo del hospital pasa a consultas generales, habrá que ir poco a poco, afortunadamente, más simple de lo que parecía.
Un abrazo.
De verdad que eres la monda, que optimismo, pasas la mañana en urgencias, después del susto vienes con un catarro increible y cuando lo cuentas lo haces con un humor fino que cuanto menos te saca una sonrisa... En fin que con esa aptitud estoy segura que acabas con el constipado rapidito. Cuidate. Un beso.
ResponderEliminarBichoraro, ¿y qué quieres que haga? si me tomo la vida en serio ya me habría pegado un tiro, pero como estoy condenada a vivir, desde que nací hasta que se acabe, pues lo llevaré cual hidalgo español, con elegancia, si las cosas van mal, pues van mal, pero no mejorarán porque se noten mucho.
ResponderEliminarUna sonrisa siempre sienta bien. Me la pongo y mucho mejor.
Un beso
Bueno Parker, ya estoy por aquí de nuevo aunque por poco tiempo, el lunes salimos de viaje hasta el jueves. Aún no es seguro, pero ojala sea así, necesito desconectar y cambiar de aires, aunque los aires que me van a dar, ya te diré yo, jajaja.
ResponderEliminarPues yo pienso que ese resfriado se debe a que en esas salas de urgencias hace muchísimo calor, y al salir coges frío. También mezclamos el susto, las bajas de defensas por el mal rato. En fin de todo un poco.
Yo temo resfriarme porque al ser asmática las cojo mortales y casi seguro que me tienen que ponen mascarilla de algún broncodilatador. Me aconsejan que no fume, y yo muerta de miedo, le hago caso durante unas cuantas horas, después cuando se me pasa el susto pues, ea!!!! a fumar.
Que te mejores mujer, que todo pasa.
Ahhh y abrígate mucho porque el frío es traicionero.
Cuídate guapa que tienes que dar mucha guerra!!!
Besos, besotes y besitos para la enfermita
Princesa, calor, asma, tabaco, virus, susto, frío. Si lo que yo no sé es como aún respiramos, que vamos a acabar como los peces fuera del agua, boqueando.
ResponderEliminarOye, quizá sea eso, que estamos fuera del agua y no nos hemos enterado.
Pásalo bien estos días y coge aire para luego, carga bidones, o lo que sea, que cuando falta se echa mano de todo.
Un beso, preciosa.