domingo, 12 de diciembre de 2010

LA NIEBLA

Hoy ha amanecido con niebla. No se veía nada al asomarse a la ventana. Y miro el calendario, me acuerdo de algo.

En Mérida tienen la leyenda de Santa Eulalia. Cuentan que cuando fue sometida al martirio, los romanos la pasearon por toda la ciudad desnuda, pero que Dios en su infinita bondad, extendió una nube espesa para que nadie pudiera ver a la muchachita en aquellas condiciones. Y que desde entonces, por estos días, siempre hay niebla en las vegas del Guadiana. Santa Eulalia es el 10 de Diciembre, pero la niebla dura un tiempo, será por aquello de que todos los santos tienen novena.

Me parece una leyenda curiosa, y por eso miro el calendario. Sí es cierto, que en esta época siempre hay niebla y no sólo por el Guadiana, un poco más lejos, también, y a veces, hasta muy lejos. Pero esa leyenda, uffff, el todopoderoso pudo impedir que vieran a la niña desnuda, pero no impidió que la asaran a fuego lento. Eso sí que es un nublao.

Me gusta el refrán de Mañanita de niebla, tarde de paseo. Eso espero, pasear esta tarde, porque ahora, ya me cuesta abrir las ventanas, cuanto más ponerme decente para salir a la calle, que aún estoy en traje de noche y no tengo prisa por nada.

Y cuando se habla de niebla, hay otra acepción, clara donde las haya, que ya es difícil tratándose de niebla. No es una definición concreta, no sé si sabré explicarlo bien.

Cuando entre dos personas, hay algo enganchado, algo que cada una interpreta de una forma y que generalmente, a las dos molesta, se habla de eso, de que hay una niebla espesa entre ellos. O que está nublado, amenazando tormenta. Cogemos estos ejemplos para explicar estados de ánimo. Y el caso es que son de lo más elocuentes.

Yo vivo entre niebla desde hace mucho tiempo, pero siempre miro al sol con esperanza, aunque no confío mucho en que Dios lo arregle, a ver si va a tener la feliz idea, de nuevo de preparar la parrilla, que yo, cuando esto acabe, soy más de horno. Pero aún no que me quedan cosas por hacer.

19 comentarios:

  1. Uy, es verdad. Ayer volvía de Madrid sobre las doce de la noche y no se veía nada. Volví en autobús y no se veía un pimiento.
    Es verdad lo que de la niebla de Santa Eulalia, es un relato precioso aunque no se evitó su martirio. Me encantan este tipo de sabidurías, anécdotas o curiosidades populares, culturilla que llaman a fin de cuentas. Me gustaría saberlas todas, cosa harto difícil, pero bueno.
    En todo caso, no me disgusta de todo la niebla. De hecho, al llegar aquí me quedé un ratito por la calle disfrutando yo solo de sentirme en una nube, jajaja.
    Muchos besos!

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  3. Hola ParkerAzul, ya vuelvo a estar aqui, un ratillo contigo. Te pido mil perdón que no comenté en tus entradas, se me olvidan algunos blogs para comentarlos,...Bueno, te estoy diciendo sobre de nubes, pues, ayer por la madrugada me levanté muy temprano, aquí no había nubes, peró cuando llegué a Madrid, había un montón de nubes, no se veía nada, nada.. Y después de tantas horas, por la noche subimos en avión para llegar a mi casa, había nubes muchos y tuvimos problema que no podiamos subir el avión, estabamos algo preocupados, peró todos bién, grácias a Dios.

    Bueno, un besito enorme de Noemí para ti.

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  4. No quisiera decir los nubes, sinó quería decir las nieblas, no se que me pasa mi cabeza je, je, je,...

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  5. Me ha gustado mucho tu entrada de la niebla, aqui le decimos "boira" y cuando hay a mi me da un poco de yuyooo.... sobre todo conduciendo.

    Besitos.

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  6. Hola, pues a mi me gusta la niebla, pero tambien me gustan las tormentas y oir el viento soplando fuerte, soy un poco tetrica, y casualmente mi bisabuela se llamaba Eulalia y mi hermana tambien aunque de segundo nombre, pero no conocia para nada la leyenda de esa santa. Asi que gracias una cosa mas que se gracias a ti.
    un abrazo.

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  7. ¡Jota! ¿culturilla? te voy a dar...
    Es cultura de calle, de la que no está en los libros, pero que para conocerla hay que dar vueltas, hablar con la gente, y preguntar hasta pasar por idiota muchas veces. Y todas esas cosas me caracterizan, sobre todo la última.

    A mí también me encanta. Y te aseguro que cuando voy a un sitio nuevo trato de empaparme de todo. Eso ayuda. Y me encanta. La gente, en cualquier parte se siente orgullosa de las cosas de su tierra y cuentan sin parar a quien va de buen rollo.

    Lo de anoche sí era espesa. No se veía nada. Si vieras a la gata, asomada a la ventana, no le faltaba más quedar manotazos como si fuera la cortina.

    Te sentías en una nube, uy, uy, uy, qué bien suena eso. Me alegro por tí.

    Un beso

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  8. Noemi, no te preocupas, tu a lo fissssno, dí que estás con el jet-lak, y ya está. (es broma).
    Ya se entiende lo de la niebla.
    No me gusta nada, y no me extraña que estuviérais preocupados. Me alegro que todo fuera bien.

    Un beso.

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  9. Pakiba, a mí me horroriza si voy con el coche. Procuro evitarla, esa es una de las razones por las que no voy en este tiempo a mi pueblo. Pasar por los pantanos, por la mañana o por la tarde es jugarse el tipo. No, no voy.
    Conozco la palabra Boira. Suena bien. Pero es lo mismo, cuando la boira es espesa... mejor esperar a que salga el sol.
    Un abrazo.

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  10. Bichoraro, los gustos son variados, y si tu disfrutas con todos esos elementos, pues bien. Si estoy a resguardo, calentita y eso, como que lo llevo regular, pero me dan miedito.
    Esa leyenda es bonita. Me alegro de que para tí sea una novedad. Me hace sentir bien.

    Besitos.

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  11. Hola Parker
    Cuando aparece la niebla me acuerdo de cuando vivía en Ceuta, por allí se daba mucho y me encantaba pasear por las calles con ella casi encima, jajaj nunca mejor dicho.
    Esa culturilla de la que hablas, bueno tanto tú como Jota, a mi también me gusta, pero la verdad es que no sé muchas de ellas.
    Hoy he estado en una comilona, bueno algo parecido, han hecho una sopa de ajo al estilo jerezano y estábamos al aire libre. No veas el frío que he pasado, pero más bien era la niebla, la humedad que calaba hasta los huesos.
    Pero con dos copitas se erregla todo.
    El otro día me preguntaba Jota qué es una zambonbá....pues son grupos navideños que se concentran en algún bar y se pasan la tarde-noche cantando villancicos. Se lía que no veas, pues la gente sale a bailar y se ponen de vino hasta las orejas.
    Hoy he ido a ver a mi madre....una pena, cada vez que salgo de allí lloro como una cría.

    Venga besitos

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  12. Hola Princesa.
    Seguro que sí sabes, que somos como el Abuelo Cebolleta, si nos ponemos a recordar, salen cosas.
    Al aire libre en estos días, ni sopas de ajo, ni vino, hace frío, jolín. No me extraña que te pasmaras.
    La niebla encima te gusta. Pues hale, para tí todita, mañana, cuando salga de casa temprano, me acordaré de tí, seguro, porque ya está bajando otra vez. Ya tengo a la gata cabreada, y yo ya me estoy cabreando. Es que esto es contagioso.

    En la zambombá lo diver son los villancicos o el vino? es que no queda muy claro, será por la niebla, otra vez. Pero seguro que sí que lo pasáis bien.

    Siento lo de tu madre. Pero ahora, lo importante es que entres con buen ánimo a verla y que la mimes, aunque creas que no se entera. Y llena el bolso de kleenex, antes de entrar, que al salir te harán falta, seguro.
    Esas lágrimas tienen que salir, es lo único que alivia en esos momentos.

    Anda un abrazo para las dos.

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  13. Si es que siempre les pasa lo mismo!! se fijan en lo poco y se les escapa lo mucho. No querían que la vieran el culete pero no importaba si se lo quemaban!!! despues de tanto tiempo y tan pocos cambios en según que sitios!!

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  14. Madre mía, Princesa, lo siento mucho y lo malo es que no se te puede decir otra cosa, ni ningún remedio para evitar esas lágrimas y lo mal que lo pasas. En fin, que me alegro que lo pasaras bien en la zambombá, yo nunca he estado en una de esas aunque sí que me gustaría conocerlo.
    Besos.

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  15. Hola Parker y Jota, gracias por los ánimos que me dais. Siempre llevo un paqutito de Kleenex porque los necesito cuando salgo.
    El caso es que ninguno de mis hermanos se atreven a llamarla porque les da pena, el contrario tampoco quiere ir por lo mismo, los niños a lo suyo y....a quién le da pena de mi? Como siempre yo me trago el marrón, pero el día que falte tendré mi conciencia tranquila, mientras otros se la tendrán que lavar.

    Besitos para los dos

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  16. Mira, Princesa, has dado en el clavo de lo que pienso yo mil veces al cabo del día. Preocupándome por todo y por todos, haciendo recados, atendiendo las tonterías y no tonterías de cada uno y pienso: a quién le da pena de mí? Pues a nadie. Porque luego nadie te agradece nada y no solo eso sino que, si pueden, te echan cosas a la cara, te afean lo que haces o le quitan valor. Desagradecida que es la gente. Eso sí, a nosotros nadie nos podrá decir nada.
    Besos y ánimo!

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  17. Beatriz, eso pasa siempre. Se presta tanta atención a las minucias que se pierden lo importante. Y mira, que a la santa la quemaron y nos compensó con una sempiterna niebla en diciembre.
    Pero sabes qué me pregunto yo? Esta niebla ¿qué tapa? o ¿a quién?.

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  18. Princesa, mira que me jode a mí eso de la pena. O los que no van a ver a la gente que lo está pasando mal porque se deprimen.
    Desgraciadamente, he tenido oportunidad de vivir eso en varias ocasiones.
    Y ahora ya, no me da pena nadie. Simplemente, actúo por instinto. Voy a ver a quien se me antoja, y si molesto ¡mejor! y si lo paso mal, pues a joderse toca, porque siempre pienso que peor está el otro. Y luego cuando salgo, según quién sea o como afecte, pues como tu, a tirar de moquero.
    Pero como bien dices, yo no espero a lavar la conciencia después de...
    Las cosas en caliente.
    Un abrazo.

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  19. Jota, durante muchísimos años, mi padre tuvo un compañero de trabajo, de fiesta, de familia, de todo.
    Cuando ese señor cayó en una depresión del quince, mi padre le buscó trabajo con el. Le ayudó, hizo por el lo que nadie puede imaginar.
    Cuando mi padre enfermó, ese señor "agradecido" no apareció por casa. Y su mujer, muy preocupada, llamaba cada poco para justificar su no visita, diciendo que su marido se deprimia muchísimo viendo a mi padre así.
    Y mi padre se desesperaba, pensando que había hecho el gilipollas.
    Al morir mi padre vinieron al velatorio. Trajeron bocadillos, dulces, de todo, para acompañar.
    Pues sabes, que aparte de no tener hambre en esos momentos, se me quitaron las ganas de todo al verlos.
    En fin. Que me tomo las molestias que creo que me tengo que tomar, pero pensando en mí, no en los otros. Y desde luego no espero reciprocidad alguna, así no me llevo decepciones.

    Abrazos.

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