Voy a ser tía. Una de mis sobrinas está embarazada. Es una alegría, una ilusión. Estamos un poco tontitos todos con la idea.
Pero los nervios ya nos crecen por segundos. Salió de cuentas hace unos días. Según la veíamos creíamos que iba a ser mucho antes. Y esto es un sinvivir.
No queremos agobiarla, pobrecita, ya tiene bastante. Pero cada día, al llegar la tarde, empezamos a mirar el teléfono. ¿Llamamos? ¿esperamos?. Pues no, no quiero esperar.
Llamo con la esperanza de que no lo coja. Pero ahí está la pobre, contándome lo pesadito que se hace ya el niño. Que si no duerme, que no descansa, que no encuentra la postura.
Me lleva a hace años, cuando me tocó a mí. Los últimos días qué terribles. Pero también hay anécdotas. Tenía una vecina que bajaba a verme todos los días. Antes de vivir aquí ella vivía en su pueblo y los padres tenían una vaquería.
Cada día me decía "a mí me dio por limpiar los establos de la vacas el día antes de nacer Mónica, tu has limpiado algo? a ver, has sacado brillo al parqué, o te has liado con las ventanas, o la cocina, ¿no? pues aún no te toca parir". Y así un día y otro, yo ya la temía.
Me levantaba cada mañana pensando, a ver tengo que limpiar algo, antes de que baje Maribel? y qué va, que no me entraban ganas de esas cosas, así que otro día de propina.
Y así, uno, otro, otro, claro que así pasó que el niño pasó de los cuatro kilitos.
Se lo cuento a mi sobrina. Nos reímos de buena gana, y la pobre me dice igual, que está tan cansada que ni se la ocurre sacar brillo a nada. Que tiene la bolsa preparada para salir corriendo (bueno eso es un decir, más será para coger un taxi, o que la lleven como sea) y que sólo quiere que llegue ya.
Le digo que va a tener un Niño Jesús y me dice que le da como mucho hasta el día de la lotería. Menos mal que el niño ya tiene nombre, porque puestos a cambiar, el nombre de Jesús no estaría mal, pero no me imagino llamando al niño Decimito, o Extraordinario (aunque lo llegue a ser) por aquello del sorteo.
Así que aquí estamos con melenas en los nervios por lo que nos están creciendo, sin uñas de comérnoslas, y como se suele decir "esto no es ná", lo mejor está por llegar.
Sólo espero que esa horita corta de la que se habla siempre, se convierta en media, que se recupere sin problemas y que nos deje achuchar pronto a ese bebé tan esperado, que seguro seguro que será guapísimo, que eso de que los recién nacidos son feos y están arrugados es una tontería. Son preciosos todos. Y no admito réplicas.
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