Pues sí, ya me constipé. Llevaba un par de años sin que tocara. Y ya lo tengo. Es mío, todo mío. Hale a disfrutar.
Total, tengo la semana que viene libre. Para qué me voy a complicar la vida pensando en qué puedo gastar esos días. La madre naturaleza, sabia como ella sola, me resuelve el problema.
Ayer por la noche ya lloriqueaba un poco, aunque sin querer, eso sí. Esas lágrimas que salen solas, acompañadas de unos estornudos que tienen a la gata desquiciada porque se lleva unos sustos que la sobrepasan.
Y esos moquillos que se escurren a nada que te despistas. No hay pañuelo que lo soporte, ni de papel, ni de algodón, ni rollos varios. Todos se empapan. Y mi nariz cada vez más coloradita. Acabará como la de los payasos, que ya lo sé.
De vez en cuando, por supuesto, el golpe de tos. Ese que te deja sin aire.
Y hoy el médico, pues tan majo como siempre. Toma líquidos y deja de fumar. El antibiótico sólo si te da fiebre.
No entiendo a este hombre. O simplemente cada uno contamos nuestro rollo sin tener en cuenta el del otro.
Es mi médico desde hace 20 años. Sabe todo de mí, en cuestiones físicas. Lleva 20 años diciéndome que deje de fumar, y yo siempre le digo que si no le enseñaron otra cosa en la universidad. Que yo quiero que me quite el catarrazo, no que me dé consejos imposibles. Y fiebre no me da nunca con los costipados. Así que yo me digo así como para mí, a ver ¿para qué he ido a la consulta?, si hace un frío que pela, me ha tocado esperar y me ha dicho lo de siempre.
Pues nada, que no hay manera. Ya tengo mi cajita para el catarro, que seguro que la farmaceútica me la hubiera dado igual, sin ver al médico.
Será por ver si han sacado cosas nuevas, pero ¡qué va!, es lo de siempre.
Al final el catarro se irá cuando quiera y lo único que puede aliviarlo (tendré que recordarlo en casa) es el calor de pecho ajeno.
Menos mal que tengo por delante 10 días para quedarme calentita y abusar del pecho del ajeno. Que aunque no me cure el constipado me alegrará la vida un poquito. Y como el ya lo ha pasado pues no hay riesgo de contagio.
Por supuesto cuento con los remedios naturales. La cebolla partida en la mesita de noche para la tos, que yo no sé si a la tos le irá bien o mal, pero a mí me hace llorar.
El limón con miel y canela, también para la tos.
La salvia en infunsión que amarga más que el amargor, pero que suaviza la gargante y es genial para la tos.
Todo para la tos. ¿Y para mí?. Si a mí la tos me da igual, que viva su vida. Pero y yo qué tengo que hacer, pasear la tos como si fuera una mascota? pues vaya m. de mascota.
Decididamente mi Grapi es mucho mejor. No la tengo que dar remedio ninguno, me aguanta y me hace compañía. Bueno ahora también la tos me hace compañía, aunque muy a mi pesar.
Ejemmmm. ejemmmmmmm, ya lloro y casi ni veo.
Lo de la cebolla lo conozco de primera mano. Cuando vienen mis sobrinas y alguna tiene tos, dale a partir cebolla, que frita esta muy buena, pero deja una peste en la habitación que no se va en varios días, ni la tos, tampoco...
ResponderEliminarLa vecinita del cuarto