lunes, 1 de noviembre de 2010

EL COSTAL





No me lo puedo imaginar lleno de trigo, de avena, cebada. Me gusta así.



CAMINO DE MESA

Cuando fui este verano al pueblo y vi los costales, empecé a dar vueltas a la posibilidad de utilizarlos.

No sabía cómo, y pensando en la clase de tela que es, se me ocurrió que podría hacerme algo parecido a un petate, mochila, o algo así. Fuerte, resistente y que a veces utilizamos en lugar del bolso habitual, que nos la puede jugar como me hizo el mío en el curso de hace quince días.

Aún no estoy segura de qué haré. Pero hoy, al sacar el costal de la maleta, miro la mesa de casa y allí que planto el dichoso costal. Le pongo la maceta de rigor y los ceniceros varios que me han ido regalando. Y no lo veo mal. Un poco especial sí que es, pero mal no está.

Lo quito de ahí, y mientras que coloco los ceniceros en su sitio, otra vez, dejo caer el costal en el sillón. Miro, y bueno, es otra posibilidad, cubrir el sillón y librarle de algún fregoteo que le deja mojado y gastado.

Mientras miro, qué novedad, la Grapi se sube a el. Se revuelca, se estira, le clava las uñas. Eso indica que le gusta, porque si no, ni se acerca.

Y con tanto probar y tanto mirar, no me veo metiendo la tijera, es un sentimiento de responsabilidad.

Creo que me va a acompañar aquí en esta casa, pero de ahí a transformarlo, no lo veo nada claro.

El costal se queda en casa, como otra antigualla de las que me rodean, le daré cuartelillo y ya veremos en qué quedamos.





7 comentarios:

  1. Pues no queda nada mal en el sillón y si a la Grapi le gusta mucho mejor, se le ve contenta y de paso sirve,como tu dices, para tapar algún refregón.

    Besos amiga.

    ResponderEliminar
  2. Lo pongas en la mesa o en el sofá queda bonito, pero si a la gata le gusta...dale ese gustillo!!!
    Ya recuerdo la anécdota del bolso en el curso y ahora que me viene a la mente, me troncho de risa...es queeeeeeee sólo te pasa a ti muchacha, jajaja.

    Besos Parker

    ResponderEliminar
  3. Pakiba, según lo vi, pensé en traerme alguno más y completar el juego. Me lo estoy pensando.
    Y la Grapi es más caprichosa que yo, no puntúa, jajaja, pero si no le gusta, desde luego que lo hace saber.

    Besos

    ResponderEliminar
  4. Princesa ya te puedes reir con ganas, pero el bolso sigue con la anilla rota.
    Por eso pensaba en el petate.
    Y la gata, se tendrá que aguantar con lo que yo haga, o no sé igual me convence para hacer lo contrario. De una manera o de otra, se sale siempre con la suya.
    Ay niña, quién fuera gata. jajajaj

    Un besote

    ResponderEliminar
  5. Pues, mira, no te queda mal en ninguno de los dos sitios. Eso sí, tendrás la seguro de que como camino de mesa o como cubre sillón no habrá otro igual que el tuyo en el mundo, jajaja, o sea, que tienes la exclusiva. Yo que tú, por ese mismo motivo, lo dejaba en cualquiera de los dos sitios y, ea, a causar sensación entre las vecinas, jejeje.
    Vas a ser la envidia del barrio, ya lo verás, jaja.
    Un beso fuerte!!

    ResponderEliminar
  6. JotaEfe, te burlas de mí, y me haces reír.
    Exclusivo sí que sería, pero envidia a mis vecinas, para nada. Sobre todo porque no lo van a ver.
    A mi casa sólo vienen las amigas que me ponen las faltas abiertamente, si no es así, no vienen. No aguanto pamplinas.
    Y mis cuitas con respecto al costal era si meter la tijera o no. Que yo con las cosas que tienen más años que yo, suelo ser respetuosa.
    Pero, pillín, te ha hecho reir a tí también.
    Si al final, la única que sale ganando es la gata, que no respeta ni al tiempo ni a las opiniones ajenas.

    Un beso grandote.

    ResponderEliminar
  7. jejeej, debo reconocer que sí que me reí con esta entrada y me alegro de que no te haya sentado mal la ironía, jajaja.
    Pues, mira, a mi casa, por mi parte, no suben mis amigos. Y dirás, ¿por qué? Pues por nada en especial, porque no tengo esa costumbre, porque no me gusta, no sé. El caso es que yo sí subo a casa de ellos, jaja, a lo mejor piensan que soy un gorrón y un caradura y no me han dicho nada, jaja.
    Por eso digo que me gustaría ser un animal porque ellos no tienen nuestro apego a las cosas materiales, no les importa destrozar una cosa, ni meter la tijera o desecharla. No son como yo, jeje.
    Besos!

    ResponderEliminar