sábado, 27 de noviembre de 2010

Me gusta oir música en la cocina. Siempre he tenido algún aparato que me permitiera oir algo mientras cocino, desayuno, friego.
Es el sitio para ello. Otras personas oyen música mientras leen, estudian, cosen, o lo que sea, pero a mí me gusta en la cocina.
Hace muchíiiiiisimo tiempo era el radio cassette. Y oía una cinta, otra, la de antes, o la misma. Y si alguna me gustaba especialmente, pues como decía mi padre, cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba y el tonto sigue. Así que se acababa la cinta y yo la volvía a poner.
Luego fue el cd, pero el aparato que yo tenía para eso era un tiquis de padre y muy señor mío. Sólo discos originales. Pues vaya m. Yo tengo discos originales, pero no me gusta que anden rodando por la cocina, se ensucian, se llenan de grasa y al final quedan perjudicaditos. Prefiero hacer una copia y la llevo en el coche o en la cocina claro. Pues aquel cacharro estirado no me lo permitía.
Y además eso de empezar a cocinar, poner el disco, ir fregando y cuando las manos estaban más pringadas, clic, se acababa el disco y me quedaba sin ruido. Qué mal.
Al final estaba tan malito que acabó en el punto limpio y mi cocina con la radio como música o conversación ambiental.

Ayer vi uno nuevo que me gustó. No muy caro. Marca el pato. Insistí en que no quería una joya. Que quería algo de andar por casa. Y me lo traje.

Probé un disco de esos perseguidos por la Sgae. Y cómo suena. Mmmmm. Qué bien.

Pero como las ciencias adelantan que es una barbaridad, pues tiene USB. No había utilizado nunca uno así. Pero ya imaginé que no sería complicado. Y como a mí me gustan o me tocan las cosas a lo grande. Enchufé el lapicito mágico al pc, y le copié la carpeta de mi música, sin restricciones.

Lo pongo en el aparatito nuevo y me indica que hay 109 canciones. Yo flipaba, no imaginaba que tenía tanto guardado. Le doy al play, y voila, las canciones que me gustan desde el siglo pasado.

No lo he oído entero. No me ha dado tiempo, voy por la treinta y algo. Pero me he dado el gustazo de oir seguidas una de Elvis, unas sevillanas, a los Estopa, a los Beatles, a los Canteca, a Ana Belén.

Me encanta, ese batiburrillo, sin elegir, simplemente, dejándolo correr. Pues no paso yo tanto tiempo en la cocina como para darle la vuelta. Y bueno ya sé que no está fijo allí, que se puede trasladar, pero qué alegría me ha dado.

Por una vez, la tecnología me alegra la vida. Que normalmente me la complica. Pero qué bien suena.

Y además, ES AZUL.

4 comentarios:

  1. Pues si Parker, a mi también me gusta escuchar música mientras estoy en la cocina, pero hay algo que no sabes y es que el otro día fui al médico y me prohibió oir música porque dice que enturbia la mente con recuerdos absurdos.
    Me firmó la receta hasta nueva orden y yo como quiero curarme, pues lo estoy llevando a pies juntillas.
    Jajaj.
    Leí tu correo, apunté lo que tenía que apuntar pero tengo que hacerte una pregunta que te la haré en privado y en presencia de mi abogado. Jajaja.
    Ya te escribo hija.

    Besos melodiosos

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  2. NO me hables de música en la cocina, que me enciendo. Tengo una madre que vive pegada a un aparato de radio desde las 7 de la mañana hasta que se acuerda. Da igual que salga música, que los programas mañaneros que le gustan de la SER o de RNE pero me tiene frito con el loro ese. Lo porta por la casa según sea lo que tenga que hacer, si está en la cocina, en los aseos o en el salón limpiando o comiendo. Y qué volumen, yo no sé si está sorda o qué le pasa, pero le pega fuerte al transistor.
    Yo ya estoy que no puedo más, qué paz la que se genera en casa cuando eso se apaga, jajaj, creo que tengo que ir al médico a que como a Princesa me recete algo para los nervios, jajaja, o unos tapones porque voy a acabar muy malamente.
    Besos!

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  3. Princesa estás segura de eso. El médico te ha prohibido la música, o te ha dicho que cambies de onda?
    Yo creo que seguro que es eso. Pon alguna que te alegre y sigue haciendo ruido en la cocina o donde se te antoje,

    Un beso.

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  4. Jota, las madres no somos sordas. Tu has probado a oir la radio en la cocina con la lavadora centrifugando, la campana extractora a toda marcha y el grifo del agua corriendo, mientras suena el calentador?
    Anda prueba, a ver cómo oyes así al locutor de turno o la música que se te antoje.
    Y lo de ir por toda la casa, pues también tiene explicación. Intenta ir todo el tiempo detrás de ella dándole conversación. Ella no necesitaría una radio y tu no podrías criticarle.
    Pero a los dos minutos me la puedo imaginar -yo lo hago- "anda quita de enmedio, no estorbes".
    ¿Ves? si es que todo tiene su porqué.
    Venga refunfuñón, que tu madre pone la radio, como tuvieras que oir la música que pongo yo, seguro que renegarías más. Lo sé porque tengo un hijo, que opina como tu. Pero yo le quiero igual... como tu madre a tí, bobo.

    Un abrazo grandote.

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