Desde que vivo en mi casa, y ya casi ni me acuerdo desde cuando es eso, guardo cosas. Supongo que como todo el mundo.
Pero hace un año, mi madre murió, y nos hemos encontrado en una situación que acaba en el desquiciamiento.
Mis hermanos y yo teníamos que desmontar, organizar, o como quiera que se llame, su casa de aquí y la casa del pueblo.
En principio, la idea era deshacernos de las cosas que no valieran, o que nos resultaran tristes, o que el recuerdo nos superase.
Y sí, eso fue en un principio. Pero la situación desquiciante llega cuando vemos que no podemos guardar todas sus cosas en nuestras casas. No caben, no hay manera, y no queremos deshacernos de ellas.
Entonces empieza la criba. Vamos a ver, esto para qué sirve?....... bueno eso lo guardaba mamá por si acaso….. Pero por si acaso ¿qué?.
-Tu recuerdas cuando tuve que arreglar en mi casa…… (lo que fuera) y le pedí esto? Es que me dijo que no sabía dónde estaba y ahora mira, aquí aparece. Por si acaso, yo lo tuve que comprar. Y lo que es peor, lo que me sobró lo guardé “por si acaso”.
Oye, y en este bote qué hay?. A ver, ábrelo…. Unas gomas elásticas, un rollo de celo, una cuerda, unos botones, unos imperdibles. Y este revoltillo para qué sirve?, pues es evidente, es “por si acaso”. YA!
A ver, esta caja qué tiene? Unas tijeras, unas agujas, más botones, una bobina de hilo. Pero esto no es el costurero, que ese está en la otra habitación.
No, eso era “por si acaso” se acababa lo del costurero.
Y estas herramientas de papá? Sí, estupendo, el destornillador ese que se acoplan las puntas, pero faltan tres, o sea que sólo sirve como destornillador normal. Y de esos tiene cuatro o cinco. Entonces porqué lo guardaba así?. Claro, qué boba. Por si acaso.
Al final ya no describíamos los objetos, simplemente nos pasábamos los PORSIACASOS. Toma este para ti. Este me lo llevo yo. No quiero que yo tengo de esto. Anda claro y yo, como que nos lo preparó ella a los tres y los tenemos todos en nuestras casas.
Esto en la casa de aquí. En el pueblo fue peor, porque la casa es más grande y hay más sitio para los porsiacaso. Botellas de agua, de cristal, botes de lata con tapa, eso sí, tarros de cristal vacíos. Y más botones, y más gomas y más celo y más hilo. Cada rincón es una sorpresa. Cada cajón es un mundo. Y en cada sitio hay un porsiacaso o varios.
Esto podría parecer ofensivo, tratándose de las dos casas de mis padres. Pero al llegar a la mía y tratar de guardar las cosas, descubro que todo se pega menos la hermosura y el quebranto de huesos, y mi casa tiene tantos porsiacasos como la suya. En un cajón, en un armario, en una vitrina. Pero además con objetos añadidos. Hay clips, grapas, posit y cables. Muchos cables, este del teléfono aquel que se rompió y guardé por si acaso valía para otro. Este de la cámara de fotos que es igual que el de la otra cámara, este de otro móvil que también vale para el que utilizo ahora. Y esos alambritos que sirven para cerrar las bolsas de plástico. Y todo eso junto? Claro, para encontrarlo enseguida, “por si acaso”.
Bolígrafos de propaganda, otros bonitos, algunos feos, y no estoy segura de que todos escriban, pero hay un puñado en la cocina, otro en cada habitación, otro en el comedor. Porque claro, no es cuestión de andar buscando un boli. Vamos que se tiene por si acaso.
Y paraguas? Varios en el paragüero, dos en el coche de mi contrario, dos en el mío. Unos largos de esos de garrota, otros plegables, pero ahora en el reparto me han tocado dos o tres de mi madre. Y lo peor, es que cuando llueve, como me pille fuera de casa, no llevo ninguno. O sea que se han convertido en otro Porsiacaso.
No sé cuántas cosas podría describir así. La caja de herramientas es todo un muestrario de porsiacasos. Pero luego, cuando de verdad necesitamos algo, no queda más remedio que ir a la ferretería. Pocas veces se encuentra todo lo que se precisa.
Y lo peor de esta situación es que como me meta en limpieza y tire algo que lleva años sin utilizarse, seguramente hará falta en cuestión de pocos días. Esto es un poco la ley de Murphi.
Cuando hablo de esto con alguien, me cuentan lo mismo. Ocurre a casi todo el mundo, y yo me pregunto, entre tanto cachivache, no seremos nosotros también un “porsiacaso”?.
Mi amiga Laura dice de algunas personas que están aquí porque Dios no pasa lista. Será eso, que Dios nos puso aquí “porsiacaso”?. A lo mejor ocupamos un sitio hasta que alguien hace limpieza y tira lo que vale y lo que no vale. Pero dónde está la diferencia? Quién vale o no vale?. Yo seré un porsiacaso?......... No sé, no sé.
Muchas veces he tenido la sensación de que me estaban utilizando (supongo que también, como casi todo el mundo), y ahora viendo esto me miro y me remiro. Tendré tapa? O lazo que me ate para que no me desparrame?, qué es lo que sirve de mí para un porsiacaso?.
Y pienso en las utilidades que se me pueden dar. Tengo un cuerpito aceptable, soy hábil con las manos, bueno, según para qué, tampoco hay que alardear. Creo que soy buena conversadora, y también puedo escuchar. Sé reír y llorar. Me gusta participar en muchas cosas. Y esto me recuerda a las mascotas, creo que acompaño bien, como una mascotita. Y bueno, que el que quiera saber tendrá que molestarse en hacer un trabajo de investigación conmigo. Simplemente soy útil en muchas situaciones e inútil casi en otras tantas.
Vamos que ya no sigo, simplemente soy un ejemplar vivo de PORSIACASO, y me temo que también estoy aquí por eso de pasar lista.
Es cierto. Los "porsiacaso" suelen a veces hacerse muy voluminosos, pero también, catalizan recuerdos y éstos muchas veces no tienen posible valoración. Son únicos. Aunque ocupen un lugar, su aportación no tiene precio.
ResponderEliminarSaludos
yo tengo un montón de porsiacaso, creo qu incluso yo lo soy ;-)
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