lunes, 5 de octubre de 2009

CAFE





Qué es un café?.

Granitos marrones-negros redonditos, medio partidos por la mitad, en una bolsa metalizada, cerrada al vacío.

O bien, algo medio en polvo,  marrón –cuando está molido- también en una bolsa metalizada, cerrada al vacío.

Yo recuerdo cuando mi madre conseguía, no diré que compraba, porque había que conseguirlo, un paquete rojo de papel, con el dibujo de un señor con sombrero o con un camello. Qué maravilla! Café portugués. Que digo yo que en qué parte de Portugal se cultiva café. Sí ya sé que era un imperio y tenía colonias, y que el imperio desapareció, pero el café portugués sigue siendo exactamente eso, CAFÉ PORTUGUES. Había que molerlo en el molinillo de manivela. Y si venía húmedo, había que dejarlo secar primero sobre la mesa del brasero.  

No sé desde cuando tomo café, creo que me lo ponían en el biberón. O supongo que no, que después de darme mi madre de mamar, el tiempo que fuera, y la leche de cabra, con la que me criaron, daba chupitos al café de mi padre. Seguro que eso se acerca más a lo que ocurrió. Pero nunca pude con los Ekos, Colocaos, Nesquis,  ni brebajes para niños. Yo quería café.

Después ya de grande se entra en la ceremonia del café. Se prueban cafeteras de aluminio, las exprés italianas, las de émbolo, las de filtro de papel. Más cantidad, menos, muy cargado, más flojito, muy aguado (a ese le llaman americano), con leche, con espumita, el de bar –que hay cada cosa por ahí que más parece alquitrán que café-, el del bar que te gusta, el que se toma con amigos, el que quita el frío en invierno, el que viene bien para el cansancio de la tarde, el que te despierta de la siesta, el que te pone las pilas por la mañana (bueno ese grande, en tazón y despacito). El de las once, aunque sean las doce, porque toca, porque los tengo contados y me falta uno.

En verano, en vacaciones, algún domingo, con un chorreón de wisky y una cucharada enorme de nata, lo llaman irlandés, aunque no conozcas Irlanda, pero está buenísimo.

Y cuando ya se pasa al pecado del calentado en el microondas, es el fin de todo. Ahí es cuando toma sentido la frase de mi hermana “los cafeteros se beben hasta el agua de fregar, con tal de que esté oscuro”.

Yo me puedo tomar cualquier cosa, mi mal gusto predomina en lo referente a café. Pero hay algo que sigue siendo sagrado, y es el de mediodía. Después de comer, café recién hecho, ese sí PORTUGUES, pero no ese que conseguía mi madre, torrefacto, oscuro y alquitranado también. Es DELTA, no se compra en tiendas, me lo pasan casi de extrangis,  suave, con sabor agradable, sólo, con poco azúcar, huele bien, sabe bien y sienta bien. La cafetera de aluminio para que conserve el calor, el aroma, el sabor, o porque me apetece, porque es la que me gusta, y de verdad que es el que saboreo con gusto.











2 comentarios:

  1. Lo bueno del café son las tertulias que salen de él, despues de una comida y la familia reunida,uhhhh que bien sabe,eso es lo que más me gusta. A proposito algunas cafeteras me las tienes que enseñar, no las reconozco.

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  2. Lo bueno del café para mí es......todo. No le encuentro ni un defecto.
    Me encanta.
    Y las cafeteras te las enseño cuando quieras, pero ya sabes, comparte el café que se hace en ellas, pero no las presto. Puedes hacer todas las fotos que quieras pero son.... mi tesorooooooo

    Un beso

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