La parte estupenda también se cuenta, y no fue poca.
La tarde que llegamos fuimos a Efrane. Es un pueblo que allí llaman la Dinamarca de Marruecos. Nieva tanto en invierno que ahora está todo verde. Con casas de tejados inclinados casi hasta el suelo, con un fresquíbiri que no imaginaba y me pilló de manga corta. Nourddine quiso dejarme una chaqueta que llevaba en el maletero, le dije que no, que el fresquito mantiene la piel suave. Y cuando enseñó la chaqueta nos hizo pasar un buen rato. Era del Barça, como muchísimos muchachos. Otros del Madrid, y también con las camisetas. Me quedé con ganas de saber cómo era la equipación del Atlético de Fez, porque no vi ninguna.
Como era muy tarde, gracias al retraso del avión, fuimos a comer al primer sitio que vimos. Era un restaurante italiano, y otra vez las fotos de la carta mentían descaradamente. Había pizzas, cazzone, pasta. Pero cuando pedimos lo que queríamos, nos trajeros algo así, pero adaptado a sus costumbres. La pizza cazzone era medio pan relleno de cosas ricas. Y el filete desgarbado de la foto, era enorme y rociado con una salsa de mojar pan. Toda la espera valió la pena, y aunque ya pensábamos que era día de Ramadán -lo dijo Nourddine- nos compensó sobradamente.
Luego fuimos a ver la fuente de Sidi Harafen. Es un complejo inmenso. Con piscinas, zonas de paseo, y una fuente por la que brota agua templada. Nos lavamos la cara, pero a aquella temperatura no apetecía beberla. Dicen que es agua medicinal. Compramos alguna botella, pero fría, más que nada porque la copiosa comida nos pedía eso, agua, como fuera.
Desde el coche y ya de noche, la ciudad se ve inmensa, no hay mucha iluminación y se ve todo muy misterioso.
La cena en el hotel. Como mis amigas marroquíes, siempre me enseñan cosas. A la hora de pedir la cena, elegí yo, y nos chupamos los dedos todos. El tajine de verduras y de pollo, me gustan muchísimo, ya los había comido anteriormente y no pensé mucho más.
A dormir que el cuerpo lo pedía a gritos. Pero antes de irme a la cama, pude salir al jardín y oír el silencio de la noche. Que se puede oír muy bien.
El sábado teníamos que ir a la Medina, era obligatorio. No me sorprendieron las tiendas. Parecidas a las de Tánger, pero el laberinto que forman las calles, sí. Sentí que no podría salir de allí sin ayuda. Al día siguiente viviría lo mismo en el barrio de los Andaluces.
Pudimos entrar en un palacio, convertido en restaurante, pero que se puede visitar fuera de las horas de las comidas. Precioso, muy pequeño y coqueto.
Y allí me quisieron cambiar por 10 alfombras. Mi contrario dijo que no, y por más que yo le animaba, no hubo trato. Yo le decía que se llevara las 10 alfombras y que las vendiera, y que cuando el mercader aquel, quisiera devolverme, porque no me soportaría, que le pidiera otras diez. Pasamos un buen rato con la broma. Pero no sé yo si se hubiera quedado en broma si mi marido le hubiese tomado la palabra.
Me siento halagadísima, porque qué alfombras, eran maravillas, creo que aquel hombre me supervaloró.
No compramos mucho. Ya tengo teteras, bolsos, zapatillas, manteles y cosas de casa. También utilizo con frecuencia el jabón natural y el agua de rosas que me traen mis amigas cuando van. Y por eso la visita acabó pronto. Algún capricho para mi hijo sí cayó, pero poco más.
Después la comida, en una terraza. Aunque yo quería comer el viernes cous-cous, no llegamos a tiempo, pero el sábado tuvimos más suerte. Nos sentíamos después como botijos.
Me gusta ese plato, pero no porque lo sirvan allí. Aprendí a prepararlo y lo hago en casa de vez en cuando. Me gusta de cordero y de pollo. Según el día.
A la tarde fuimos a Moulay Yacoub. Hay baños públicos y también tienen fama, pero no nos bañamos. Es otra zona dedicada un poco al turismo, con muchos tenderetes. Me recordó más al rastro de Cascorro. Para llegar a la zona de los baños hay que bajar una montaña entera. Claro, según bajaba, mis rodillas me recordaban que tendría que subir. Y crujían las pobrecitas. Curiosa visita. A la vuelta, ya de subida, estaban cocinando en la calle y se mezclaban todos los olores. Una mezcla extraña. No siempre agradable.
Y a la vuelta a la ciudad, comprobando lo fácil que es acabar con los nervios deshechos por el tráfico de la carretera. En varias ocasiones, me tapé la cara con las manos, con el "no quiero verlo, que no, que no".
El último día, visitamos el museo de armas. En un castillo restaurado. Un sitio fresquito, con bóvedas, tranquilo, silencioso, y con armas muy llamativas. Obras de arte. Y eso con el fin último de matar, personas o animales, pero matar sin más. Y para eso culatas de nácar y filigrana. Ufffff. Si le quitas el sentido y te quedas con el objeto, pues yo diría que precioso.
Luego el rato chungo del barrio de los Andaluces, y al aeropuerto.
En todos sitios se permite fumar. Pero lo cierto es que casi nadie fuma. Y en el único sitio que ví el cartelito de prohibido, fue en la cafetería del aeropuerto, pero poca gente hacía caso.
Viaje relámpago, intenso, que tardaré en repetir, pero que considero que me ha dado muchas cosas, y eso es lo que espero cuando salgo de casa.
No es tan importante lo que ves que cómo te sientes cuando vas a alguna parte. Y yo puedo decir que me he sentido muy bien allí.
Ya te dije que me encanta ir a Marruecos porque disfruto observando y aprendiendo las costumbres de ellos, me quedo embobada.
ResponderEliminarPor diez alfombras nada más??????Eso es poquísimo para lo que tú vales, chiquilla....al menos un tesoro tenían que haberle ofrecido a tu marido, jajajaj. No es para menos.
Lo importante es que estoy segura que lo has pasado genial porque sé que te gustan todas esas cosas y sé que tenías ganas de ir. Cambias de aires, recargas energías y aprendes cosas nuevas.
Me alegro mucho de ello.
Y ya sabes por menos de un tesoro que no te cambien, jajaja
Un beso guapa
Precioso y magnifico reportaje, ya conozco mucho mejor esa tierra ya que mi mujer no quiere ni oír hablar del asunto.
ResponderEliminarPor lo que te he leído estos morancos no pagan mucho por las mujeres, solo 10 alfombras , de eso nada, que tu vales mucho, por lo menos la lampara de Aladino.
Un beso
¿como que te valoró demasiado? 10 alfrombras, 10 alfombras, tu vales la tienda entera, mujer!!! no me extraña que te haya gustado el viaje se ve y lo cuentas todo tan bonito. Y ademas tu cuentas con la ventaja de que conoces bastante su cultura y su comida, etc... creo que asi se disfruta mas.
ResponderEliminarMe alegra que lo hayas pasado tan bien. ¿eso ya te lo dije, verdad? jajajaja.
Un abrazo
Bueno Parker cuando fui(iba con mi cuñado y mi hermana), le ofrecieron 20 camellos por mi hermana porque es rubia y 15 por mi porque al ser morena no les gustas tanto.
ResponderEliminarUna experiencia que seguro pasará mucho tiempo antes de que la olvides. Dentro de todo lo pasastes bien y eso es lo que cuenta.
Un beso.
Princesa, que las alfombras eran maravillosas, y te aseguro que ya hubiera hecho yo lo necesario para que quisiera devolverme en un par de días. Que puesta a ser insoportable, lo hago muy bien.
ResponderEliminarSí lo he pasado bien. Y ahora aquí, veo que nos han faltado cosas por ver.
No sé cuándo volveré, eso queda en el aire.
Un besote
Iglesiasoviedo, si tu mujer no quiere ir, negocia con ella, no se puede obligar a nadie a visitar un sitio así, pero desde luego te pierdes algo interesante.
ResponderEliminarY sobre todo, insisto, la humanidad que se nota allí, está lejos de la vida que llevamos nosotros. Al menos en la gran ciudad.
A mi marido le gusta la fotografía. El también tenía sus dudas. Al final se decidió y no sé cuántas fotos ha traído. Una locura. Te lo digo porque sé que tu también necesitarías más de una tarjetita para guardar las tuyas.
Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo
Bichito, que las alfombras estaban hechas a mano, que yo creo que no se quedó corto. De verdad, una gozada.
ResponderEliminarSí es cierto que juego con ventaja. Mis amigas me enseñan cosas, y yo a ellas. Sobre todo en cuestión de comidas. Unas veces es mi cocina y otras la suya. No intercambiamos recetas, simplemente nos metemos en faena y lo vemos en vivo y en directo, y claro, luego merendamos, o comemos o lo que se tercie. Es la mejor forma de aprender.
Y bueno, Ibiza ha tenido que cambiar mucho desde que yo estuve allí, pero no se me ha olvidado la fiesta en el pueblo de San Miguel, con un porrón que corría de mano en mano, jajaja.
Besitos
Un buen viaje del que veo que has disfrutado y aprendido, gracias por compartir y por esas fotos tan estupendas que has añadido.
ResponderEliminarBesos.
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
COMPARTIENDO ILUSION
PARKERAZUL
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CARROS DE FUEGO, MEMORIAS DE AFRICA , CHAPLIN MONOCULO NOMBRE DE LA ROSA, ALBATROS GLADIATOR, ACEBO CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER ,CHOCOLATE Y CREPUSCULO 1 Y2.
José
Ramón...