miércoles, 25 de mayo de 2011

RELIQUIAS QUE HABRÍA QUE FULMINAR



 
 
Bueno, pues sí tengo más fotos. No las hago yo. Casi siempre las hace mi contrario, pero puedo utilizarlas y enseñarlas. 
Fez me ha gustado muchísimo y lo he pasado bien de verdad. Insisto en que su gente es encantadora y podría escribir o hablar y no terminar. Enseñaré fotos bonitas en la próxima entrada. Quería enseñar estas ahora, pero no puedo dejarlo pasar. Me revolvió el estómago y el alma. 

Entramos en una tienda de artículos de piel. Chaquetas, abrigos, bolsos, carteras. Maravillosos. Piel finísima, con colores vivos, rojos, azules, verdes, negros. Una maravilla. Perfectamente cosidos, bien forrados. Vamos, una locura. 
Se nos acerca el responsable-encargado-dueño o lo que fuera, y hablando español nos invita a subir a la azotea, para que podamos ver el proceso del curtido de las pieles. 
Al principio de la escalera, empinadísima y estrecha, nos da una rama de hierbabuena, que no tardamos en comprender para qué era. 
No habíamos llegado a la segunda planta (y nos quedaban dos más) y el hedor era insoportable. Nunca pensé que podría oler algo así en una tienda o vivienda o lo que fuera aquello, que ni pregunté siquiera. 
Arriba del todo, en la azotea, ya creímos que vomitaríamos en grupo. Yo me quería ir corriendo de allí. Pero el hombre todo orgulloso, nos pidió que nos asomásemos. Lo que vimos desde allí es lo que se ve en las fotos. 
Explicaba el proceso del curtido, cómo se metían las pieles en sosa y luego se teñían. Explicó de dónde obtenían los colores, pero yo no oía nada. No podía apartar los ojos de las personas que estaban allí abajo, y no me faltó más que comerme la hierbabuena. 
Bajé rápidamente. No quería ver aquello. No disfruto con la miseria. 
Nos contó que trabajaban así desde el siglo XII, y que la visita era gratis, pero que esperaba que comprásemos algo, porque de eso vivían. 
Se me puso una mala leche que no sabía disimular. Se me tenía que notar en la cara, seguro. 
En la tienda de nuevo, pregunté cuánto costaba una chaqueta azul. El quería quitarla de la percha, insistía en que me la probara. Dije que no, que sólo quería saber el precio. Me contestó que valía 200 euros y que era baratísima. 
Supongo que por la suavidad de la piel, el colorido y la confección, podría valer eso y más. 
Pero salí sin decir nada. 
Luego ya lo comentamos. Pregunté a Nourddine que cuánto cobraba un hombre trabajando allí. Y me dijo que unos diez euros por día. 
Maldije a aquel tendero. Esa chaqueta a el no le costaba más de treinta euros, seguro, y pretendía cobrar 200, a costa de la salud de la gente que tenía allí. 
Lo más parecido que yo he leído sobre eso ha sido en los libros de La Mano de Fátima y El Perfume. En los dos describen ese trabajo, y después de verlo allí, lo entiendo perfectamente. 
Supongo que si nadie le comprara una puta prenda, se vería obligado a cerrar. Que limpie aquellas instalaciones, que quite aquel olor, que lo deje como museo, como algo histórico y si quiere que cobre la visita. Pero que no saque la piel de la gente como si fueran las cabras con las que hace las chaquetas. 
No puedo con esas cosas. Sé que a la desesperada se puede hacer cualquier cosa, pero esos sitios no deberían ser para personas. 
Hay muchas injusticias en el mundo, desde luego, pero cuando lo ves tan cerca y te lo presentan como atracción turísticas, es cuando creo que no hay dios. 
 
Y el domingo por la mañana fuimos al Barrio de los Andaluces. Nos habían dicho que es donde se instalaron, al ser expulsados, los musulmanes andaluces. Creíamos que íbamos a ver algo curioso.
Y fue más de lo anterior. Curioso sí, pero terrible. Un barrio laberíntico, de calles estrechísimas. Nos explicaban que hay 365 calles. Que en cada una tiene que haber obligatoriamente, un horno donde se cuece el pan y se calienta el agua para el hamán -baño público-. Una fuente pública y una escuela para los niños.
Quizá en un principio fue así. Pero ahora mismo, las fuentes están de pena, el hamán no inspira ninguna confianza, la escuela estaba cerrada, y el horno sí, ese sí funcionaba. 
Suciedad por todas partes, y niños y mayores sentados con la sensación de ver pasar el tiempo y mirándonos. Yo dudaba si nos miraban como si fuésemos monos o se consideraban monos, mirados por nosotros. 
A las tres calles, me ocurrió como donde las pieles, quería salir de allí, y no podía porque no sabía el camino de vuelta. Me faltaron las migas de pan de Pulgarcito. 
Me sentía mal. No disfruto viendo miseria. Si pudiera hacer algo para remediarlo, no dudaría ni un momento, pero mirar en plan fisgón, no es lo mío. 
En ese barrio hace falta dinero. Limpiarlo, encalar las paredes y facilitar la vida de aquella gente. Así sería digno de ser enseñado y disfrutado. 
A todo esto, el medio de transporte de mercancías es el tradicional, mulos, burros, carritos de dos ruedas y poco más. 
Creo que ha sido lo peor de esta visita. Me pongo mala cuando luego ves el palacio real, que de eso hay en todas las ciudades, y que desde luego los habitantes de esos palacios no ven las miserias de sus vecinos.


7 comentarios:

  1. PARKER,sabes que en esos países explotan a os trabajadores por un mísero sueldo,pero cualquier empresa importante hace lo mismo,nike,reebok por no seguir hablando de muchísimas más.Todo,o casi todo se hace fuera por la mano de obra tan barata.
    Un escándalo.
    Besines.
    Morgana anónima.

    ResponderEliminar
  2. Parker estaba esperando que contaras tu experiencia en este país. Lo de la fábrica de piel es horroroso,¿ ya te dieron la menta para que fueras oliendo??, y lo de " burro vaaaaa"??.
    Hay un contraste de miseria y riqueza tremendo, por un lado puertas de oro y por el otro el pueblo no puede comer, eso si rezar cada 5 horas que ya se encargan ellos de llamarlos a la horación.
    Fue un viaje que me gustó pero no volveria.

    ResponderEliminar
  3. Horroroso!!!
    Aparte que yo no uso pieles, por principios...
    Besitos en el alma
    Scarlet2807
    http://bordandosuenhos.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  4. Ya me extrañaba muchísimo que no sacaras ese tema a relucir. Como te dije anteriormente he ido muchas veces a Marruecos por la cercanía con Ceuta.He visto barbaridades, mucha pobreza y miserias y el contraste se palma.
    Alguna que otra vez, me contaron que los propios padres echaban a sus hijos a la carretera para que los pillara un coche de españoles y así pedirles dinero. Es tremendo!!!
    Sinceramente pensé que había cambiado en algo, después de tantos años sin ir, pero veo que todo sigue igual o casi igual
    Ahora te darás cuenta de lo que decía anteriormente cuando comenté que cada vez que iba a Marruecos me quedaba con la boca abierta y pasmada.
    Qué pena!!!!

    Un beso

    ResponderEliminar
  5. si nadie compra y cierran la tienda esa pobre gente que trabaja allí no tendría ni el mísero sueldo que tienen ahora , no trabajan allí por gusto, eso seguro, es fácil desde nuestra "civilizada" existencia decir eso
    Ana

    ResponderEliminar
  6. El caso es que cuando he visto las fotos sin saber que eran me parecian bonitas por las tonalidades marrones y ocres que tiene, pero cuando he leido tu entrada me he horrorizado, trabajar en esas condiciones, aunque supongo que incluso se sentiran afortunados de tener trabajo pese a que sea tan insalubre dada la situación en la que viven en su pais.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Lleváis razón, lo sé. Pero yo me meto en la explotación como método turístico. Supongo que hay métodos más modernos y seguros de realizar ese trabajo. Y si tiene que ser así ¿No hay mascarillas, guantes, protecciones de algún tipo?. Ya sé que se quedarían sin trabajo, pero me niego a creer que no hay otra cosa. Esto es avaricia pura y una falta de respeto total a las personas. Son unos sinvergüenzas. Así no se debería trabajar en ninguna parte.
    Y lo de la esclavitud infantil es notorio. Por eso antes de comprar algo me lo pienso mucho. Hay cosas que las tengo vetadas por principio.

    Insisto, como atracción turística valdría, pero sin que la vida de la gente se malgaste por unos pocos euros.

    ResponderEliminar