DOMINGO Y MUSICA
Es domingo por la mañana. Hace sol. No sé si frío. En casa no se nota. Como todavía no acuerdo en condiciones, me tomo el café a ver si me espabilo o sigo así todo el día.
Recuerdo que ayer me enviaron una invitación para bajarme un programa donde puedo elegir música en directo. Y con el café aún en la mano me pongo a ello.
Pensar en música nada más levantarme no es lo habitual, pero hoy me ha dado por ahí.
Instalo el programa y quiero probarlo. Pero cómo puedo pensar en qué me apetece oír. Si es imposible, si aparte del café que es inercia pura, mi encefalograma es plano.
Haciendo un esfuerzo mayúsculo pongo en la barra de buscar el nombre de Sabina, a ver qué sale.
Y ahí está el tío, con sus 19 días y 500 noches. Y suena. El portátil en la cocina, no es lo normal, pero hoy está aquí y suena.
Y no sé si me apetece oírle o no, pero suena. Está bueno el café. Sienta bien.
La voz horrenda de Sabina, me hace reconciliarme conmigo. No todo es malo si este hombre hace lo que hace, tan mal como lo hace y a mí me gusta.
Pienso que mi gusto musical es horroroso. Pero al mismo tiempo, me doy cuenta de que estoy pensando.
Funciona. No estoy tan espesa. Va aclarando el día.
Dentro de un rato cuando me lave la cara, me peine y tenga mejor pinta, seguro que puedo elegir algo más…… ¿culto, quizá?. Puede
Pero de todos modos tampoco tengo que romperme los cascos. No tengo que quedar bien conmigo. Me gusta Sabina, y Melendi, y los Canteca, y Pata Negra, y Los Delincuentes, y Serrat, y Krahe. Y un montón de gente que están fuera de las buenas voces.
Pero mira, que para eso ya están los niños cantores de Viena.
Sólo quiero pasar un buen rato y los ejercicios de oído, en mi caso pasaron a la historia.
Creo que me pondré otro café, en casi una hora que llevo dando vueltas aún medio descerebrada es lo mejor que he hecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario