Estoy en la Manga del Mar Menor.
Unos amigos de Murcia han tenido la amabilidad y generosidad de prestarme su casa. Me encanta, es una preciosidad. Y desde luego una responsabilidad. Le he prometido a mi amiga que cuidaré de su casa, y ando por todas partes con un mimo, que si me viera la gata, me retiraría el saludo.
Por supuesto que ya me he dado el primer baño. Qué gozada, en el mar Mediterráneo, las olas suaves y el agua deliciosa.
Vengo como si fuera la primera vez, y más o menos, así es, pero hoy al llegar y ver los dos mares, no he podido evitar volver atrás y recordar una anécdota de familia.
Estuve por aquí hace treinta años. Mi hermano iba a jurar bandera en Cartagena, es el más pequeño y el único varón, así que eso no nos lo podíamos perder, ninguno. Y así nos vinimos mi padre, mi madre, mi hermana, y por supuesto "el tito". Es el hermano de mi padre. Soltero -ahora tiene 83 años-. Iba a jurar bandera su sobrinísimo y nunca había visto el mar.
Después de los actos oficiales, que para eso habíamos venido, nos cogimos la tarde libre y ya con el soldadito, hicimos turismo. Por supuesto los seis en el coche, no había las prohibiciones de ahora. Con el calor consiguiente y con la humedad que da la orilla del mar. Pertrechados con los bañadores, dispuestos a darnos un remojón. Aún puedo ver la escena:
Mi tío entusiasmado, corriendo a meterse en el agua. Lo más grande que había visto para bañarse era el Guadiana, que no es ninguna tontería, pero claro al lado del Mediterráneo pues como si fuera un arroyito. Mi padre gritándole "chachooooo, espera que..." mi tío se mete enterito porque es lo que le gusta, sale, tosiendo, con arcadas, sin saber qué es aquello, y mi padre termina "...está saláa"
Nosotros llorando de risa al ver las caras de mi tío, y no recuerdo mucho más de entonces. Nos bañamos, lo pasamos bien y al día siguiente nos volvimos a casa.
Pero aquella cara de impresión y mi padre gritando, cuando era un hombre que nunca daba voces. Eso sí que hubiera sido un vídeo de primera, sobre todo para quien les conociera a los dos.
Hoy es tan distinto. No es que sepa lo que es el mar, que tuve la suerte de encontrarme con el a los 14 años. Es que me da vida. Me llena de paz, de bienestar, no me puedo enfadar a la orilla del mar. Va contra natura.
Esta casa tiene una terraza enorme. Y cerca de la media noche, aún no he decidido dónde voy a dormir. Las habitaciones son fresquitas, pero no se me quita la idea de dormir fuera. Me acuerdo del hotel de las estrellas -así llamaba mi padre al corral de casa, cuando dormíamos fuera, mirando al cielo, y mis hijos se lo pasaban tan bien- aquí las estrellas brillan también. No tanto como allí, pero estas tienen la compañía del ruido de las olas, que para mí es la mejor canción de cuna que se ha inventado, y no sé, creo que caeré también en esta tentación. Porque si no lo hago ahora, seguramente me arrepentiré mañana.
No puedo poner fotos, aunque lo intentaré una vez más. Pero el pc de la señorita pepis y la conexión de broma no dan para mucho.
Hola Parker
ResponderEliminarQué bien que puedas poner entradas aunque no fotos, al menos sé que nadas bien. Disfruta de ese mar que tanto te relaja y tan bellísimo que es. A mí me da vida, paz, le hablo e incluso juego con él.
La anécdota me hizo mucha gracia y casi que lo veía por la forma que tienes de contar. Como siempre simpatiquísima.
No olvides que el rulo es mío, ehhh, jajajaj.
Cuando te leía recordaba mi casita de Algeciras, esa terraza que teníamos mirando al mar y al peñón de Giblartar. En muchas ocaciones hemos estado allí hasta bien entrada la madrugada charlando y es lo mejor del mundo. Lo echo de menos.
Pues nada, sigue bañándote que además de bonito es muy sano.
Yo ya por aquí en mi casita con poquísimas ganas de volver mañana a trabajar.
Un beso muy grandeeeeeeee
Pues que te lo pases muy bien. Yo en La Manga he estado una sola vez y me sorprendió lo caliente y transparente del agua. Yo he sido más del Mediterráneo, que llevo tres años sin verlo ni en foto, ni en pintura y lo que me queda... No dejes de pasar por Cartagena y de visitar todo lo que te de tiempo, el teatro romano, el puerto, la Calle Mayor, etc., lo peor será el calor, que allí es muy pegajoso (por la humedad) y la sensación térmica es de más grados de los que verdaderamente hace. Qué envidia me estás dando! Besos y que lo disfrutes.
ResponderEliminarPD: Si pasáis con el coche por el Paseo Alfonso XII (que seguro que sí) verás el hospital Santa María del Rosell donde yo nací, el instituto Isaac Peral donde estudió mi padre, enfrente las facultades donde lo hizo mi abuela materno, al otro lado la Asamblea Regional de Murcia y, en la siguiente manzana (tapada por un edificio gris) la casa de mi abuela donde me pasé tantas temporadas. En la manzana siguiente (haciendo picoesquina como dicen los cartageneros) una farmacia y, después, unos bancos donde mi abuela y yo nos sentábamos a tomar el fresco las tardes-noches de verano, qué nostalgia!!
Que risa, jajaja. Envidio la inocencia de esa epoca en la que alguien podia sorprenderse porque el mar era salado, jajaja. Ahora todo lo sabemos. Disfruta mucho de tus dias frente al mar, a mi tambien me encanta y me relaja, pero a diferencia tuya yo si soy capaz de enfadarme a orillas del mar, lo tengo comprobado, jajaja.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande.
Espero que disfrutes del la Manga del Mar menor y te llenes de sol, salitre y brisa marina para todo el año. Disfruta de ese mar delicioso, tuestate con ese sol que acaricia, se feliz.
ResponderEliminarUn beso.
No está mal, pero prefiero otras playas, que lo pases muy bien . Un saludo.
ResponderEliminarQUE GUSTITO ESTAR TIRADA EN UN COLCHÓN VIENDO LAS ESTRELLAS Y OLIENDO A MAR, NO TE LO PIERDAS...
ResponderEliminarUn besiño.
Ya estoy de vuelta. Intentaré ponerme al día lo antes posibles. Os agradezcos vuestros deseos, que han sido escuchados por quien corresponda, porque vengo morenita, descansada y encantada.
ResponderEliminarJota llevaba una guía de Cartagena, pero tus indicaciones me hicieron poner más atención a las calles por donde pasaba, y claro que sí ví el Rosell, allí trabaja mi amiga. Comimos en la calle Mayor, visitamos las iglesias -me encantaron, Y pasé calor, vaya que sí. Es preciosa esa ciudad. Parece de juguete, pequeñita y al tiempo completísima. Anda que igualito que lo que tenemos por estos lares.
Un abrazo a todos.