El calancho, se cae de flores. Se ha puesto precioso. Se lo regalaron a mi hija en el hospital. Me lo traje a casa, lo cuido desde entonces y es una alegría verlo así.
No me gusta comprar plantas en el vivero. Me gusta que se hagan a su sitio. Mimarlas, verlas crecer, florecer, o no, pero que sean de casa.
La historia de la aspidistra es interesante.
En mi pueblo, es costumbre, que si hay aspidistras en casa, las hijas se lleven una cuando se van. Así hizo mi abuela, mi madre, y yo, claro. Esto quiere decir, que hay que cuidarlas, cambiarlas de maceta, partirlas en octubre, sacar otras nuevas y así hasta.....
Pues de ahí viene la mía, supongo que esta será tataranieta de la que tenía mi abuela, que sería tataranieta de la suya.
Ni sé cómo se mantiene. En mi casa no hay condiciones para esta planta. La última vez que la cambié de maceta la daba por perdida. Pero le debió gustar el rincón o le dio pena de mí, o quizá las dos cosas.
Mi hermana ya no tiene la suya. Y la explicación, para ella es lógica. Todas las personas que las cuidaron, las cambiaron, las mantuvieron vivas, se han muerto, pues para qué una puta maceta.
Es posible que lleve razón, pero yo sigo mirándola, regándola, acariciándola, cuidándola. Está verde. Se seca una hoja y sale otra. Pues que siga. Que a mí me hace compañía. Y un día puede que no esté, y no lloraré por ella, lo sé bien, sólo es una planta. Pero ahora sí está, y la quiero.
Este anciano cactus, al lado de la aspidistra es un mozo, pero lleva conmigo treintaytantos años. Me traje de Tabernes una bolita pequeña en un tiesto diminuto, pensando que no pasaría el invierno de Madrid, y sin embargo, creció, creció, echó bolitas, floreció. Y ahí sigue. Ya no puedo cambiarle, no sé cómo cogerlo, me pincho, se puede partir, así que se queda donde está, seguirá echando flores que son preciosas, y no me acercaré mucho, porque en vez de espinas tiene estacas. Pero también es de casa.
Este pobre poto estaba precioso en casa de mi madre. Me lo traje cuando ella murió y se quedó chuchurrío. Corté lo que quedaba verde. Lo metí en agua, y ahí se ha tirado unos pocos de meses. Como veo que está con ganas de tirar, lo he plantado. No se ve lustroso para nada, pero si sigue adelante, volverá a estar precioso y es otro también de casa.
Puede que no tenga las mejores plantas. Las hay mucho más vistosas y grandes. Pero no creo que ninguna de esas reciban tanto cariño como reciben las mías. Y por suerte, me responden. Si es que son seres vivos y de los agradecidos.
Claro que las plantas son seres vivos, que sienten y padecen. Es sabido que hay gente que tiene mano con las plantas y otras que no. Tu parece que si la tienes, igual que mi mujer, eso quiere decir que las plantas están a gusto con vosotras que os quieren y se dejan querer, es realmente muy bonita esta relación.
ResponderEliminarUn beso.
Parkerrrrrr pero es que tienes manos para las plantas hija mía, porque se ve que te hacen caso cuando le hablas....a qué si? Yo en cambio no tengo mano pa na, buenoooooo, ejem, ejem, quiero decir para las plantas mujer. Recuerdo que me traje una de casa de mi madre, estaba preciosa pero como se iba a cerrar la casa decidió dármela, y pa que!!! Se murió, pero antes de morir dijo: anda, anda me voy porque no puedo contigo. Se murió ahogada, jajaja. Siiiiii, es verdad. Yo pensaba que la regaba normal, como deben regarse todas las plantas, pero por lo que se ve no lo hacía bien. Ahora las dos que tengo ni las riego, ni las miro y están preciosas, se ve que como no le hago ni caso pues están contentas. Ainssss!!!.
ResponderEliminarUn beso guapa
Que envidia me das, tienes mano con las plantas, a mi se me mueren todas,hasta los cactus y mira que es dificil que se mueran los cactus. Ahora tengo un rosal y una maceta de claveles, ya veremos....
ResponderEliminarun abrazo.
Parker , preciosas plantas tienes, se ve que las cuidas con cariño .
ResponderEliminarUna alegria ver la primera que como tu hija florece dia a dia.
Un beso grande.
Iglesiasoviedo, no sé si tengo mano. Sólo sé que me importan, y que el rato de plantas es sólo eso, ellas para mí y yo para ellas. Supongo que se sienten importantes y por eso reaccionan.
ResponderEliminarEs algo que desde pequeña ví en casa.
Un beso.
Princesa, coge una planta, mírala a los ojos, ponte en su lugar, y verás como sí sabes lo que espera de tí.
ResponderEliminarAnda boba, jajajaja.
Les pasa como a tí, si bebes más agua de la que necesitas te enguachinas.
Y también las hay antipáticas, si les caes mal, no hay manera de convencerlas de que tus intenciones son buenas.
Un beso.
Bichoraro, cómo que se te muere un cactus?
ResponderEliminarNo le riegues, no le mires, que con la humedad que tenéis allí ya va bien.
En fin, no sé qué decir. Yo las dejo por ahí, y si veo que no prosperan, las cambio de sitio, hasta que veo un brote nuevo, y ya sé que no tengo que moverla más, que ha llegado a donde iba.
Los rosales son complicados, pero los claveles no, así que con un poco de suerte, verás clavelitos.
Un abrazo.
Pakiba, sí que las cuido, porque me gustan y porque son de casa.
ResponderEliminarUn beso