El carnaval tiene fecha. Como otras celebraciones, siempre sabemos cuando cae. Vale, eso es simple.
Pero hay algo que indica claramente que llega el carnaval y es EL FRIO.
En febrero, siempre hay unos días de sol, templaditos, que nos hacen ilusionarnos. Pensamos en el disfraz, en el desfile, en la fiesta. Y cuando queda nada, zas, un frío pelón que lo fastidia.
El domingo de carnaval, normalmente hace sol, pero el frío se mete dentro de una forma insoportable, y ver a las brasileñas que encabezan el desfile, con los tanguitas y las medias de malla, con esos plumeros en la cabeza y que las pobres no paran de bailar para entrar en calor a mí me da bastante pena.
Pasado el entierro de la sardina, el sol volverá a calentar, y al año que viene, otra vez lo mismo. Pero esa primavera que sigue al carnaval, impepinablemente se interrumpirá otra vez en Semana Santa.
Yo no sé si es una maldición, pero desde luego que es cíclico. Cada año igual.
Ahora no me disfrazo, pero sí me gusta salir a la calle y ver la fiesta. Aún recuerdo con horror, un jersey, dos, una camiseta térmica, unos leotardos, cualquier cosa que pudiéramos poner debajo del disfraz para defendernos del frío. Que luego, a la hora de tomar el chocolate con churros, todo era sudar dentro de la chocolatería. Si es que no hay término medio.
Aún así, el carnaval me gusta.
Estas últimas noches, veo por televisión las clasificaciones para la final del Teatro Falla. Disfruto con ver la chispa de los chirigoteros de Cádiz. Me gustan los coros, y eso que tengo que afinar el oído para entender lo que dicen, que no siempre es fácil. Me aburren un poco los cuartetos, pero el conjunto me gusta, y me quita sueño, que ya le dedico buenos ratos, sin querer pensar que las siete suena el despertador. Espero poder ver la final del sábado.
De todas formas, el carnaval es algo muy especial. Creo que es lo más real de todo el año. El resto de los días es cuando nos tenemos que poner la máscara de verdad al quitarnos la careta de esos tres días.
La verdad es que yo nunca he celebrado el carnaval, jamás me disfracé. Recuerdo de niño el cabreo que me cogí con mi madre porque ella quería que fuese igual que el resto de la clase, que iban disfrazados de mariquitas (los animales). Y yo, que tendría 4 años, le dije que no quería disfrazarme de mariquita con bolso, jajaja, siempre me lo recuerda y nos reímos, jajaja. El caso es que no me disfracé ni ese curso, ni ninguno otro, y siempre iba tenía que aguantar la sesión de tarde del carnaval en el colegio sin disfraz. Será que siempre he querido ser la nota discordante o que me gusta ser como soy, sin disfraces, pues me presento como soy, sin máscaras. Y así intento vivir. Algo de eso tiene que ser.
ResponderEliminarQue lo pases bien este fin de semana.
Besos.
Jota el Carnaval no gusta a todo el mundo. Pero hay una cosa, como en tu caso, a quien no le gusta, no es sólo eso, es que le horroriza. Porque a los cuatro años decidir no disfrazarse y llevarlo a cabo, demuestra un disgusto grande.
ResponderEliminarY al contrario, si gusta, todo vale para disfrazarse. Es una gozada.
A mí sí que me gusta. Y disfrazaba a mis hijos. Pero no era llegar y comprar el disfraz. Se lo hacía yo, y pasábamos los días anteriores, con decisiones para elegir, modelo, colores, de todo, y también formaba parte de la fiesta.
Lo he pasado muy bien muchos años. Ahora lo echo de menos, pero no descarto que cualquier día me dé el arrebato, y me plante en la plaza, sin que nadie me conozca, que para eso es carnaval.
Y con lo seria que parezco, nadie me creería.
Sólo son tres días, luego ya está el año entero para ir a cara descubierta, y aún así, hay demasiadas mascaras y sorpresas.
Besos.
HOLA AMIGA!!
ResponderEliminarPRECIOSA ENTRADA...TE CUENTO QUE UNA VEZ ME DISFRACE DE "MAMÁ SIMPSON" Y ME DIVERTÍ MUCHHO.
GRACIAS POR TU COMENTARIO EN "MIS REFLEXIONES"
TE DEJO UN ABRAZO GRANDE!!!
PATRY
Parkerazul, no imaginas el calor que esta haciendo, te leo y me da mas calor de ver todo lo que te pones jajaja
ResponderEliminarlas gallinas son ponedoras, solo que comen sus huevos, se les quema el pico para sacarle la punta y así no poder romperlos. saludos amiga
Hola Patricia. Ya supongo que lo pasarías estupendamente haciendo de mamá Simpson, y sobre todo si además del disfraz te metiste en el personaje.
ResponderEliminarUn abrazo
Abu, que aquí estamos en invierno todavía, y a muy poquitos grados. Pero no me extraña que sudes pensando en la ropa, pero es que de no ser así, no saldríamos a la calle, a menos que el disfraz fuera de oso panda o algo así.
ResponderEliminarNada, que me trajeron del pueblo de pequeña y me convertí en urbanita, no entiendo mucho de gallinas, sólo que hacen buen caldo.
Saludos
Hola Parker
ResponderEliminarNo, no me gusta el carnaval y creo que cada vez menos. Ni imaginas las aglomeraciones de gente que hay por aquí, el coche queda aparcado todo el gran fin de semana porque de lo contrario después te lo comes con papa.
Anoche me acordé de ti viendo la final del Falla, pensé....seguro que mi amiga Parker lo está viendo y acordándose de mi, jajaja.
Lo mejor del carnaval de Cádiz son los días entre semanas pues hay mucha menos gente y puedes escuchar coros, comparsas y chirigotas en los tablaos que ponen en cada esquina.
Un año tienes que venir, vale?
Un beso enorme
Hola Princesa. Pues sí que estuve viendo la final, así que coincidimos mirando la caja tonta. Aunque me rindió el sueño antes de acabar.
ResponderEliminarEntiendo lo que dices de la aglomeración, eso no es agradable, pero como dices bien, cuando se despeja se disfruta. Y eso es lo que a mí me gusta.
Así que tendré que hacer intención de ir algún año, pero no esos días chungos. Ya nos pondremos de acuerdo, y elegiremos el disfraz.
Un beso.
Gracias Parker por acordarte de mí.Yo tampoco soy adepta a fiestas de carnaval.Bastante tenemos de ello a diario.
ResponderEliminarBesotes.