jueves, 5 de agosto de 2010

LA HORA BRUJA

Es la hora bruja. Hace tiempo yo decía que a esta hora me convertía en calabaza. Y más o menos así es. No es que cambie de forma pero se me ocurren las cosas más extrañas.
La noche no deja indiferente a nadie. Pero a unos les da por dormir y a otros les da por escribir lo que se le ocurre.

Ayer empecé a tomar antibióticos. Hoy tenía dentista. Eso que dicen de que no hacen daño es una leyenda urbana. Yo nunca salgo feliz, contenta, sonriente. Me duele, me molesta que me toquen, que me urguen, que me raspen, y hoy se ha superado. He visto estrellas de muchos colores y ninguna bonita. Me he acordado de toda su gente y de nadie con buenas intenciones.

Ayer también me regalaron (y que conste que lo considero un auténtico regalo) tomates, berenjenas, pimientos. Alguien tiene un huerto y se puede permitir regalar esos productos. Lo agradezco de verdad, no por lo que cuestan, si no por lo que valen. Pero la amiga que me lo trajo, rizó el rizo. Es de Canarias, y acompañando a unas patatas pequeñas, con las indicaciones correspondientes -de ella, no de las patatas- añadió un tarro de mojo picón del que ella hace para su gente.

Yo pensaba en el dentista. Que no voy a poder comer, que se me va a estropear todo esto.

Al final, esta mañana, como la cita no era hasta las doce, me arremangué, me metí en la cocina y a fuego lento, y con cariño, preparé pisto. Ese que sabe diferente, según los ingredientes. Y los míos eran de primera.

Después de una tarde modorra total. Por la gracia de las manos de la dentista y por el pastillerío que me traigo. Esta noche el pisto me ha alegrado la hora de la cena, porque si no, creo que no hubiera tomado nada.

Hace un rato he vuelto a tomar las pastillas.

Y ahora sólo veo como borroso que un día entero ha pasado dando vueltas a un malestar grande, en el que no pensaba a primera hora del día, ni a última hora de la noche, por un pisto.

¿Qué tenemos en la cabeza que es tan fácil de engañar?.

Si hoy me paso el día dando vueltas a lo que me iban a hacer, y después, viendo el resultado, me centro en eso, hubiera sido horroroso. Un mal día con todas las letras. Y sin embargo me he pasado unas cuantas horas entretenida picando hortalizas, friéndolas con mimo y saboreándolas sin temer que me pudieran hacer daño.

Agradezco a mi amiga que pensara en mí. A su suegro que aún tenga tiempo, ganas y fuerzas para cuidar del huerto. Que se sienta bien con los resultados de su trabajo y odio -vale que entre comillas- a mi dentista.

Aún no he probado el mojo. Se queda para mañana con las papas arrugás, aunque tenga que estrujarlas, pero no se me estropeará. Como dice mi cuñada con las colonias, hay cosas que a mí no me caducan.

Otro día que pasó como si nada. Como dicen los presos cuando se ponen un pico, "por quitarle un día al juez", pues yo ya he quitado otro día a quien me los haya dado.

3 comentarios:

  1. Estuve fuera algunos días, cansada y muy agobiada el médico me lo recomendó y volví ayer...aún no me he puesto las pilas y no he leído nada. Además me va mal mi página, en fin que entré para decirte que tengo el placer de concederte el premio Dardos para ti y tu blog; si lo aceptas, lo copias y lo pones en el tuyo…luego lo repartes entre 14 blogs más, si quieres.

    Paso luego a leerte, vale?.

    Muchos besos amiga

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  2. De nuevo por aquí como prometí para leerte.
    Es que chiquilla, los dentistas nada bueno hacen y para colmo te llevan un pastón, jajaja.
    Pero por lo que se ve, el pisto estaba bueno, no?
    Pues eso amiga que el calor te sea leve y ya sabes que los días pasan sin más.

    Besos

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  3. Hola Princesa, he andado perdida unos días, cosas de la internete.
    Te he copiado el premio Dardos y te doy las gracias, pero no tengo ni puñetera idea de cómo puedo dejarlo a un lado como lo tienes tu.
    Un poco chapuzas que soy en algunas cosas.

    Pero me gusta mucho. Se lo adjudicaré a otros y a ver si lo cogen con más gracia que yo.

    Y oye que sí, que el pisto de lujo, pero la dentista grrrrrrr.

    Un beso

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