miércoles, 19 de mayo de 2010

DIA NORMAL CON PINTAS DE COLORES

Amanece en casa a las siete como siempre. No sé si el sol sale antes pero esa hora es la justa. Primero maúlla la gata y luego suena el despertador.
Voy a lavarme la cara, y aunque ya había notado una molestia me acabo de despertar de golpe. Mi cara está un poco hinchada. Promete flemón. (Hace siglos que no tenía ninguno, pero puedo reconocerlo).

Desayuno y ducha sin contratiempos.

Estrenaré las sandalias que van con el vestido, hoy. No me gusta estrenar el día del estreno porque no me gusta estrenar rozaduras. Me quedan niquelás.

Salgo del ascensor. Acaban de fregar el suelo. Me pego un resbalón del quince y la culá es inevitable. La pobre chica que acaba de fregar, horrorizada, y yo muerta de risa, pensando en el estreno. Claro, me reía, porque afortunadamente no me hice daño.
Me levanto con un ejercicio de equilibrio extraordinario. Compruebo que todo está en su sitio y tranquilizo a la muchachita que aún está asustada.

En el trabajo todo bien.

Ayer me dijeron que hoy vendría Melendi. Yo no lo tenía muy seguro, pero por si acaso, cogí el disco que tengo de el y lo eché al bolso.

Sí a las nueve y cuarto, como nos dijeron, allí estaba ese peazo de mocetón.

Como la vergüenza no forma parte de mi equipaje, me acerco a el, disco en mano, le doy los buenos días y le digo que quiero dos besos y que me firme el disco.

Su sonrisa le ocupa toda la cara. Sorprendido creo, por mi descaro.

Me planta los dos besos. Pregunta que a quién dedica el disco, remirándolo bien, porque tiene sus años, y le digo que a nadie, que sólo quiero que lo firme, por si algún día decido venderlo. Aquí la carcajada es sonora. Y me lo firma.

Seguimos hablando un poco. Le cuento que yo, al principio no le soportaba, que me parecía que cantaba muy mal.
Su cara sigue iluminada, y me dice con timidez que sí, que canta muy mal. Pobre...

Cuando le digo cómo empecé a oírle, y cómo me acostumbré, y cómo me gusta, ya se puso serio, y cuando acabó lo que le llevó por allí, me dio un abrazo.

Entremedias, habíamos hecho referencia al incidente del avión, me decía cabizbajo, que no se sentía orgulloso de ello. Cuando le señalé los brazos comentando que eso debió doler, sin pensárselo me dice que eso duele que te c... bueno, eso.

Y por último, mi compañera y yo le decimos que el pelo así le sienta muy bien, mejor que las rastas, que es un hombretón muy guapo. Creo que se sentía un poco apurado.
Pero me ha parecido agradable, natural, encantador y divertido.

En ocasiones he oído comentarios, sobre el, totalmente distintos. Todos nos comportamos de formas distintas según los sitios y la gente con la que estemos, eso ya lo sé.
Pero hoy, este muchacho ha sido una delicia.

A esas horas ya se me habían olvidado los incidentes anteriores, aunque luego el dentista me ha pasado revista y no me ha caído tan bien como Melendi, y eso que es amigo mío.

La tarde tranquilita y eso sienta bien. Que sobresaltos varios para un día hacen que el siguiente parezca soso. Y yo quiero que mañana sea también interesante.

Las sandalias, geniales.

3 comentarios:

  1. Tienes el arte de hacerme reir y eso (como la mastercard, no sé si se pones así, no tiene precio), jajaja.

    Hoy me acordé de ti, fui a comprarme unos zapatos y regresé sin ellos. Todos con peazo tacón o totalmente planos...en fin no sé qué haré.
    Melendi fenomenal, jajaja La caída no tanto ehhh.
    Dios sigue haciéndome reir amiga.

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de que lo pases bien. Sienta bien reir un poco y no salen arrugas. jajajaj
    Lo de los zapatos es complicado, pero no te desanimes, yo las encontré, tu no serás menos.
    Y al escribir me entretengo, por eso lo hago, si te sirve a tí también pues mucho mejor.

    Un beso

    ResponderEliminar
  3. hOLA, BIENVENIDA A MI CASA, ESPERO QUE ME VISITES A MENUDO ¡LO NECESITOOOO! RECIBO TAN POCAS VISITAS......
    GRACIAS. UN BESO
    ANA

    ResponderEliminar