He pasado el día cosiendo a máquina. Hace tiempo que no dedicaba yo tanto tiempo a este cacharro. Quería hacer una cosa y nada más levantarme me arremangué y me puse a ello.
Normalmente los días en que no tengo que trabajar fuera de casa, hago cosas diferentes. Salgo a pasear, a ver escaparates, cocino, leo, escribo, o hago algún tipo de manualidad. Pero en todo momento con el criterio de que es lo que me apetece hacer en ese momento.
No tengo inconveniente en dejar la labor y coger el libro o soltar el libro y hacer cualquier cosa en la cocina.
Pero hoy no, hoy quería terminar lo que empecé ayer y ha sido todo el día. Bueno con el parón de la comida y por supuesto, la siesta.
Creo que si me lo hubieran mandado, me hubiera pasado el día entero cabreadísima. Sin embargo, como ha sido voluntad propia, sólo quería verlo terminado, y se me ha pasado el día en un pliqui.
Ahora ya, me vengo a la pantalla en blanco, a contárselo, y pienso en cual es el mecanismo que hace que algo aburrido como el aburrimiento, como puede ser pisar un pedal y controlar una aguja se convierta en algo apetecible un sábado.
También pienso en los manitas del bricolage o la decoración que se pasan el día libre apretando tornillos o con la brocha gorda pintando la pared.
Siempre que hablamos de entretenimiento o diversión se nos van los pensamientos a discotecas, playas, bares, cines, en fin, lo que se entiende por sitios de ocio.
Sin embargo hay días en que el ocio consiste en hacer algo que nos haga sentirnos útiles. Que lo seamos o no es otra cosa.
Yo hoy me he sentido útil. Para nada ni para nadie, simplemente útil. Y eso me ha alegrado el día.
Con todas esas horas que han pasado sin pensar, bueno pensando en que no se me hiciera un nudo o alguna otra avería propia de ese quehacer, me he sentido bien. Hay otras veces que con más variedad, me siento mal, como pensando en qué viene después, cuándo se acaba esto, o tengo que ir a…..
Pues no, hoy día soso donde los haya me he sentido bien conmigo.
Y hasta casi estoy de acuerdo con Santa Teresa cuando decía que Dios también estaba entre los fogones. Yo no he visto a Dios entre la costura, la verdad es que no le veo en ninguna parte, pero no ha sido un día endemoniado y de esos sí que entiendo un rato y estoy segura que mucha más gente también.
A veces lo llamado soso, es simplemente sencillo.
ResponderEliminarVariables comosomos, al estar cansados requerimos tranquilidad, pero si por el contrario, activos, necesitaríamos todo menos quietud. Lo más probable es que no coincidieron la actividad con el estado de ánimo.
Saludos
Gracias Jaclo. No sé si coincidían, pero no fue un mal día y me alegro.
ResponderEliminar