Menos mal que había puesto unas flores, porque no esperaba visita, y si no es por ellas hubiera estado todo como descolocado.
Siento como si formáramos parte de una tribu ancestral. Me explico, o lo intento.
En cualquier tribu, de las que hayamos tenido noticias, de esas de las selvas más cerradas e ignoradas, se rigen por la energía universal, aunque ellos no lo describan así.
Se dirigen a un dios (o algo así) invocan a los espíritus y les ayudan otros entes.
Pues más o menos así veo yo este invento.
Hemos aparcado a los dioses antiguos -El Espasa y el Larousse-. Y nos encomendamos al dios Internet para cualquier cosa. Invocamos el espíritu de Google y esperamos ayuda de cualquier ente que ande por la red para echarnos una mano ante una necesidad o un capricho.
No se me ha pirado la pinza todavía. Es que es difícil poner en letras azules lo que quiero decir.
Si necesitamos una receta de cocina, ya nos vamos al Google, que lo sabe todo, y nos dirige a páginas, foros, blogs y demás entes que nos la van a dar, seguro.
Si queremos comprar algo, pues seguro que es más rápido Google que el Cortinglés en día de rebajas.
Pero ¿Y si queremos contar cosas sin que se nos vea mucho como si fuéramos el abuelo de la familia Cebolleta?, pues nos encomendamos al dios Internete para que nos ayude en el camino y no demos tropezones. Si este lo tiene a bien, nos deja entrar en el Google, que nos dedica un ratito y este nos deriva a los entes de chats, blogs, facebook y demás familia.
Y aquí estoy yo, con el ente de blogger, haciendo amigos, que resulta que se molestan en mirar lo que hago (aclaro que yo también miro otros), que me deja contar lo que se me ocurre, y que deja que gaste un tiempo que quizá dedicaría a ver la caja tonta, que eso sí que es chungo, porque además nadie contesta.
Me encanta esta tribu. Me gusta formar parte de ella. Me entretiene. Y como es muy mística, pues no me da de comer. Que ahí sí que hay un mandato divino, el de "ganarás el pan con el sudor de tu frente". Yo por ese lado, no le he cogido el tranquillo a este dios ni a estos espíritus. Seguiré madrugando cada mañana, con la esperanza de llegar a la jubilación -de júbilo- si es que no me la alargan, que ese es otro cantar.
Y mientras, a ratitos, como si nada, seguiré contando lo que se me ocurra con la esperanza de sacar una sonrisa a cualquier ente, que como yo, ande por la red, pasando el tiempo porque sí, un poco a la italiana con "Il dolce fare niente".
Y si quedan más ratos libres pues se puede invocar a Manitú y a más, muchos más.
Siento como si formáramos parte de una tribu ancestral. Me explico, o lo intento.
En cualquier tribu, de las que hayamos tenido noticias, de esas de las selvas más cerradas e ignoradas, se rigen por la energía universal, aunque ellos no lo describan así.
Se dirigen a un dios (o algo así) invocan a los espíritus y les ayudan otros entes.
Pues más o menos así veo yo este invento.
Hemos aparcado a los dioses antiguos -El Espasa y el Larousse-. Y nos encomendamos al dios Internet para cualquier cosa. Invocamos el espíritu de Google y esperamos ayuda de cualquier ente que ande por la red para echarnos una mano ante una necesidad o un capricho.
No se me ha pirado la pinza todavía. Es que es difícil poner en letras azules lo que quiero decir.
Si necesitamos una receta de cocina, ya nos vamos al Google, que lo sabe todo, y nos dirige a páginas, foros, blogs y demás entes que nos la van a dar, seguro.
Si queremos comprar algo, pues seguro que es más rápido Google que el Cortinglés en día de rebajas.
Pero ¿Y si queremos contar cosas sin que se nos vea mucho como si fuéramos el abuelo de la familia Cebolleta?, pues nos encomendamos al dios Internete para que nos ayude en el camino y no demos tropezones. Si este lo tiene a bien, nos deja entrar en el Google, que nos dedica un ratito y este nos deriva a los entes de chats, blogs, facebook y demás familia.
Y aquí estoy yo, con el ente de blogger, haciendo amigos, que resulta que se molestan en mirar lo que hago (aclaro que yo también miro otros), que me deja contar lo que se me ocurre, y que deja que gaste un tiempo que quizá dedicaría a ver la caja tonta, que eso sí que es chungo, porque además nadie contesta.
Me encanta esta tribu. Me gusta formar parte de ella. Me entretiene. Y como es muy mística, pues no me da de comer. Que ahí sí que hay un mandato divino, el de "ganarás el pan con el sudor de tu frente". Yo por ese lado, no le he cogido el tranquillo a este dios ni a estos espíritus. Seguiré madrugando cada mañana, con la esperanza de llegar a la jubilación -de júbilo- si es que no me la alargan, que ese es otro cantar.
Y mientras, a ratitos, como si nada, seguiré contando lo que se me ocurra con la esperanza de sacar una sonrisa a cualquier ente, que como yo, ande por la red, pasando el tiempo porque sí, un poco a la italiana con "Il dolce fare niente".
Y si quedan más ratos libres pues se puede invocar a Manitú y a más, muchos más.
Ainsss hija mía, has visto como es este mundo del internete?
ResponderEliminarEl gran sabio Don Google lo sabe to, y a veces hasta te cotillea cosas que no deben pasar a mayores, pero bueno y es de mucha utlida´d, yo como que sin él no podría vivir, jajaaj.
Y esto de los blogs pues también lo has podido comprobar...escribes y dices lo que te venga en ganas que pa eso es tu casa. Por cierto de tu casa...hoy entré y vi el frigorífico abierto, me asomé timidamente y zas!!! hija mía ni una cervecita tenías...así ta la crisis???
Ve reponiendo que vuelvo luego..
Besos guapa y te lo mereces to por eso te mando un camión grandote de sonrisas por si te sobran algunas me las mandes de nuevo que yo también las necesito.
Pasé por tu bloc, me gustó y me quedé,espero que tu tambien te quedes.
ResponderEliminarUn abrazo de amistad.
Juer, Princesa, que no me tuve tiempo de ir al Mercadona. Ya podías haber traido tu las cervezas, que en el armarito de al lado del frigo había anacardos y patatas fritas p'acompañar.
ResponderEliminarVenga ahora nos echamos esas risas y mañana ya veremos.
Un beso.
Pakiba, que me encanta que te quedes, pero me lo has puesto de cine hablando del café en el tuyo.
ResponderEliminarPodrás comprobar que, junto con el tabaco, son mis vicios conocidos.
Un abrazo
Pues sí, tienes razón, aunque te digo una cosa. A pesar de ser joven me siento como de mitad de una generación (la del Espasa) y de la siguiente (la de Internet). Chica, será defecto profesional o que soy muy desconfiado, pero como no sea de alguna página oficial, reconocida o de renombre, etc., no me creo lo que pone en Internet, jajaja, y así me va de bien, jajaja. Me creo antes lo que pone en las enciclopedias, que lo que un ente cualquiera y desconocido publicó un buen día en Internet.
ResponderEliminarEso en lo que a consultas se refiere. Pero también hay cosas positivas. Este verano encontré algunas recetas y, cuando estuve solo en casa, me las hice y todo salió riquísimo. Alguna jovenzuela de buen ver que me quiera como marido???, que visite mi blog por favor y me ponga sus señas, jajaja.
Y respecto al blog, pues mira, una bendición. Siempre he tenido ganas de escribir, de que otros leyeran lo que yo escribo y, mira, desde que uso Internet tengo blog y no me arrepiento de los ratos "que pierdo" con él y de la gente que he conocido. Ha sido muy buena la experiencia y espero que lo siga siendo y que sigamos perdiendo ambos dos, meros entes jaja, el tiempo con el blogger. Besos!!
Bueno Jotaefe, pues eso que sales ganando. La curiosidad sólo sienta mal a los gatos. Así que busques en cualquier parte lo que necesitas y te asegures de lo que quieres, no te hará mal. Aunque seas de Madrid -quizá- y pasases por gato.
ResponderEliminarEscribes y además cocinas. Tengo que hacerte propaganda entre las hijas de mis amigas, que desde luego pareces buen partido.
Y me gusta leerte, me entretiene y además sueltas las verdades del Barquero.
Seguiremos "perdiendo" este tiempo.
Un beso.