viernes, 9 de julio de 2010

UNA GATA EN VACACIONES

Ya sé que la gata sale a relucir más de la cuenta, pero es que las vacaciones de esta pobre Grapi, no tienen desperdicio.

Ha sido más difícil que darle una pastilla y los que lo hayan intentado pueden comprenderme.

Nunca me la llevo porque sé que extraña mucho. Pero esta vez quería llevármela. Allí en el pueblo hay sitio de sobra, y se me ocurrió que estaría bien en el corral. Hace dos años me la llevé y le sentó muy bien.

Pero el tiempo pasa para todos, y ahora es adulta y está hecha una señoritinga de tomo y lomo.

Intentar meterla en el transportín ya fue para nota. Corría por la casa como alma que lleva el diablo, y menos mal que conocemos sus escondites. Al final entre los tres conseguimos meterla y cerrar la rejilla. Los maullidos eran muy suyos.

En el coche, yo no sabía si se había mareado o se había muerto. Todo el camino calladita, casi sin respirar. En la parada del café dejamos la puerta abierta, y aunque la hicimos algún mimo, ni por asomo se nos ocurrió abrirle la portezuela.

Al llegar a casa. Yo entusiasmada, la cojo, como siempre, la enseño dónde he puesto sus cacharros con la comida, con agua, y su gruñido sonó como un "vete a la mierda", y la solté claro.

Se metió debajo del sofá. La dejamos tranquila un rato de varias horas. Cuando ya me cansé de su silencio fui a sacarla, y cambió el sofá por la oscuridad que encontró debajo de una cama.

Me preocupaba que no bebiera agua. Y ya de madrugada, mientras que yo intentaba no axfisiarme, ayudándome del abanico, vi que se acercaba al bebedero. No comió nada y dio un rodeo para no acercarse a mí. La llamé con cariño, como siempre y su cara de esfinge me indicó que pasaba de mí.

Al día siguiente, opté por lo contrario, pasar yo de ella. Y cuando le pareció bien, fue a comer, a beber, a su arenero, se paseó por el pasillo de casa y se tumbaba muy estirada donde le parecía, supongo que encontrando fresquito en el suelo de terrazo.

Luego ya empezó a acercarse a la puerta del corral. Eso es lo que yo quería, a ver si se pegaba unas cuantas carreras y se le pasaba la mala uva. Tardó en decidirse a salir, pero cuando se animó, creo que le gustó el ambiente.

Los murciélagos eran una provocación y las salamandras de la pared, creo que sacaron a relucir sus instintos básicos de cazadora. Venía con telarañas en el pelo, polvo, y yo qué sé. Pero ni se me ocurría cepillárselo en aquellos momentos.

De vez en cuando, me hacía el favor de dejarse acariciar un poco. Pero nada que ver a la relación de casa, mucho más cercana, distendida y agradable para las dos.

Aquello era un matrimonio mal avenido. Todo lo que yo hacía le sentaba mal, y ella no hacía nada por acercarse a mí.

Así hemos pasado estos días. Pero cuando cogí el transportín, yo me esperaba otro numerazo y nada de eso, no dijo ni un miau chiquitito. El viaje silencioso, igual que a la ida.

Al llegar a casa, enseguida se notó el cambio. Estaba en su casa y lo vimos enseguida. Pero por lo que se ve las desgracias nunca vienen solas y eso debe valer también para los gatos.

Por la noche, cuando llegó mi hijo y trató de acariciarla, le demostró su enfado (supongo que por los días que llevaba sin verle), le arañó, le bufó, le mordió los pies, y el muchacho la echó de la habitación con cajas destempladas. No sé yo quién de los dos andaba más endemoniado.

Pero la boba de la gata, no sé si por mostrar cariño o por fastidiar se pasó desde la terraza a la ventana de su cuarto, como tantas veces, pero su sentido del equilibrio debía andar trastocado.

Cuando yo me quise acostar no la vi. Pero como acostumbra a pasarse a la terraza de la vecina no me preocupé en absoluto, me acosté y no le dí las buenas noches. Si está se las doy, y si no pues se queda sin ellas.

Y esta mañana a las siete y algo, me despierta mi contrario. Me dice que la gata está en el jardín, que está maullando y que hay dos gatos alrededor. Eso quiere decir que anoche en vez de volver a la terraza, se cayó, directamente. Son dos pisos, es la tercera vez que se cae. Sé que los gatos caen de pie, y que seguramente no se habrá hecho daño, pero el susto se lo ha llevado, seguro. -............

He saltado de la cama, me he metido un vestido de esos que no hay ni que abrochar y he bajado en zapatillas a la calle (si me ve mi madre, nos da dos h. a cada una, a la gata y a mí... en zapatillas ¡qué vergüenza!)

Se había metido en un armazón metálico rodeado de rosales. No atendía a nada. Asustadísima. Yo no podía meterme allí. Si conseguía meter un brazo sin pincharme mucho, ella me bufaba, casi que me mordía.

Hablándole con paciencia y cariño, se ha acercado a uno de los agujeros que hay.

Al final, ha bajado mi contrario, más por la pena que yo le daba que por el bichillo, y al pobre le ha tocado hacer de medio malo de la peli. Le ha echado un poco de agua y así ha conseguido que se viniera hacia mí.

Cuando la he podido coger, ha sido a las malas. Me quería arañar, morder, yo qué sé. Y al llegar al portal de casa, ya la suelto porque veía que hoy acabaríamos mal, y va la pamplinas y se va a la calle otra vez.

Menos mal, que se ha parado enseguida, creo que no le ha gustado el sitio. He vuelto otra vez a cogerla, a esquivar sus uñas y hemos subido juntas hasta casa.

Ha pasado el día raro. Aún no se le ha quitado el susto. Pobrecilla, toda la noche fuera de casa, en un jardín recién regado y sola. A ella que no le gusta el agua, que tiene su sitio para dormir y que no se preocupa por nada.

Esta noche, ya se acercaba un poco a nosotros y me ha dejado acariciarla. Aún necesitará unos días para que nos volvamos a llevar bien. Y yo necesitaré unos días para que se me curen los arañazos de los rosales y de la gata.

Dicen que de todo se aprende. Creo que ella no se subirá a la barandilla en un tiempo y yo me lo pensaré antes de llevarla a ningún sitio. Esta se siente la reina de la casa y no está por probar experiencias nuevas.

5 comentarios:

  1. Hola entro para decirte que tengo que volver a leerte...creo que estoy muy atrasada, pero es el verano y la playa.
    Mi hija me reclama para darnos un chapuzón.
    Pero no olvides que tengo que leerte.

    Besos guapa

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  2. De nuevo por aquí como te prometí.
    Muchas veces ellos, nuestros animales de compañía, se hacen dueño de la casa y sólo quieren lo mejor de lo mejor, pero eso si, que no los molesten.
    Pienso que la gata está muy, pero que muy enfadada contigo y con todos los que le rodean y hasta que no se calme no volverá a ser la misma.
    Y además con el agravante de haberse caído. Pobrecilla.
    Yo tengo un perrito que le regalaron a mi hijo y allí donde estoy quiere ponerse encima mía, en invierno vale, pero en verano como que me da mucho calor.
    Un verano lo llevamos a una casa rural que alquilamos en la sierra y al principio estaba muy enfadado pero después como perico por su casa, yo creo que le costó volver a casa más que a nosotros porque allí hacia de las suyas ya que tenía un terreno inmenso y corría a su aire.

    Besos.
    Ando pachuchita con lumbalgia.

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  3. Ya he comentado en mi blog, para ti guapa, me gustaría conocerte. Me llamo Noemí, ya sabes, vivo en Girona. Soy sorda desde a los 6 meses.

    Besos mi nueva amiga.

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  4. Princesa, ya nos vamos acercando la Grapi y yo, bueno ella a mí, como siempre por puritito interés.
    A la hora de la siesta, nota el frío del aire acondicionado, se sube a la cama y no hay forma de echarla.
    Me he metido debajo de la sábana de mi abuela y ella encima, y a dormir las dos.
    Pero va de susto en susto.
    Esta noche celebración del mundial y ella debajo del sofá acobardada por los cohetes, pitidos, gritos. Vaya semanita que lleva.

    Y eso de la lumbalgia, no será por el remojón en plan patito?
    Cuídate guapa.

    Un beso

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  5. Noemí, he visto algunas de tus cosas y me gustan. Nos seguiremos viendo por aquí.

    Un beso

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